El técnico del Ourense se mostró inalterable durante los 90 minutos de su debut en O Couto

Fonsi Valverde, el impasible

Fonsi Valverde, que debutaba en el campo de O Couto, se pone el chubasquero camino del vestuario. (Foto: Miguel Ángel)
A cuerpo gentil. Fonsi Valverde saltó al cesped de O Couto sin miedo al frío y con las ideas claras. Elegante. Discreto pero elegante. Mejor aún iba Juan Carlos Andrés. Impecable el técnico del Bouzas aunque su vestir no gustase a todos. ‘Ahora vente pra ca bufandas que te imos peinar’.
Un partido basta. Este hombre ni siente ni padece. Acabó el partido como lo empezó. Tranquilo. Mirada fija, atento a todos los detalles, frases cortas y gestos repetitivos. Que marca el rival: ‘Vamos Rafa, sal ahí’. Que marca el Ourense. Mirada al reloj, toque a la nariz y cruce de brazos.

Minuto 17. Falta lateral que no encuentra rematador y acaba en corner: se peina. Minuto 30. El equipo no convence pero la gente este traquila. ‘¡Hay cada catedrático! ¡Vai cambiar o equipo nunha semana ou que!’.

Malas noticias. Se lesiona Portela. No pasa nada, otro. Más malas noticias. Se lesiona Quintairos. ‘No jodas’. Gesto contrariado. Sale Rafa. Bueno, quiere salir pero se olvida las espinilleras. Eso ya no le gusta tanto. Si él está concentrado, los jugadores también. Mirada al cesped.

El descanso no lo cambia. Lo dicho, ni siente ni padece. Bue no, algo sí porque los segundos 45 minutos se pone el chuvasquero. Y eso que no ha tenido que sufir al general invierno.

27 segundos aguata sentado en el banquillo. Por fuera impasible. La profesión va por detro. El cesped parece un campo de minas así que toca intentar el asalto por aire. Martín falla. Martín vuelve a fallar. Nada, ni gesto. Mirada al reloj, escupitajo y brazos cruzados. Quedan 30 minutos.

‘¿Quién lo tira?’

En el banquillo de al lado las instrucciones llegan por teléfono. En el rojillo, Valverde habla, ordena y contempla pero la pelota no entra. El fútbol es pobre y excesivamente directo pero el Ourense merece más suerte. Ahí está. Penalti a Seoane. ‘¿Quién lo tira?’. Le dice Barreal. ‘Tu’. Para entonces Berto ya tiene el balón colocado en el punto de penalti. Gol. Ni se inmuta el protagonista de la tarde. Otra mirada al reloj, otro escupitajo, ‘vamos’, brazos cruzados y gesto serio.

Final. Al vestuario y hasta la próxima. El juego no ha sido bueno, el resultado peor aún pero esto acaba de empezar. Unos buenos lazos de la panadería Valverde de Nigrán lo curan todo.

LOS APUNTES

El banquillo rival, centro de las iras de la tribuna

En la primera mitad le tocó al técnico del Rápido de Bouzas recibir los gritos de la grada de triubuna. En la segunda le tocó a su ayudante. Su vozarrón se quedó en nada al cuarto reproche. El pecado de ambos fue pisar el campo. Da igual que camine o corra, hable o grite, se siente o esté de pie. Son el enemigo y no se le perdona ni una.

Música de concurso para un partido sin premio

El ambiente en O Couto es melancólico. Parece como si se hubiese parado el reloj en todos los aspectos que rodean al club. Fútbol de los años 80 pero en el 2010. La guinda la puso la elección musical del descanso. Los más nostálgicos están de enhorabuena, pudieron escuchar la inolvidable canción del concurso ‘Un, Dos, Tres’. No hubo Ruperta. Sí un jamón para el socio 91.

Silencio sepulcral cuando se acaba la función

Mala señal. El público se fue para casa en silencio. Ni pitos ni aplausos. El equipo no contagia y la afición se aletarga. Tendrá que llegar el astro sol para calentar algo un ambiente gélido.

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