El traje de la contundencia

Los jugadores del Barbadás celebran el gol de Ribao.(ÓSCAR PINAL)
photo_camera Los jugadores del Barbadás celebran el gol de Ribao.(ÓSCAR PINAL)
El Barbadás conquista la primera victoria de la temporada gracias a un índice de efectividad altísimo frente al Umia

Con el traje de la contundencia se vistió el Barbadás para conquistar la primera victoria de la temporada, tres goles en cinco remates a puerta. Otro lo devolvió el larguero y el guardameta sacó abajo el pelotazo de Caneiro. Una vez hizo Xinzo el 2-0, los ourensanos se encargaron de administrar la ventaja, sin contratiempos. Bueno sí, uno, la expulsión de Marcelo a falta de veinte minutos. Un trompazo entre central y portero rival cerró el partido cuando los pontevedreses ya habían dicho ‘hasta aquí hemos llegado’, con Rivero aprovechando el regalo.

A los tres minutos de juego ya mandaban los azulones, al cabezazo a bocajarro de una pelota puesta desde la esquina respondió Pachi, incapaz de neutralizar también el rechace. Por ahí andaba Ribao para ajusticiar. Porque el Umia, que pese a lo sonoro del resultado mostró unas maneras excelentes, había comenzado apretando, primero con un centro lateral que se perdió cerca del travesaño y después provocando una falta en el pico del área después muy mal ejecutada.

Andaba Xinzo ejemplificando a la perfección lo puñetero a veces del puesto de delantero centro, ese trabajo oscuro, ese presionar a los defensas, ese correr de lado a lado. Hasta que allá por el minuto treinta y cinco se encontró con ese momento con el que todo el que ha jugado al fútbol ha soñado, una pelota que recibe de espaldas, impulso hacia atrás y el punto de mira colocado, dos, tres pasos por detrás de la frontal del área, sin defensores a la redonda. La pegó de lleno, empeine total, a la escuadra. Tremendo.

Cada vez quedan menos códigos en el fútbol, hace un tiempo el primer cambio no se hacía nunca antes del descanso. Ahora no, a los treinta y ocho minutos llegó el primero del Umia, completado con dos más en el intermedio. Esa segunda parte discurrió plácida hasta la expulsión de Marcelo, a tenor de la gesticulación del árbitro por decir algo inapropiado. Antes, Jonas se vio dos veces ante el portero y en ninguna de las dos resolvió bien, una la mandó al  prado y en la otra no tuvo ni mala intención. Después, ya con uno más, nada se supo de los pontevedreses, que para colmo regalaron un tercer gol de sainete.

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