El colombiano Falcao, Gabi Fernández y el argentino Salvio desatascaron con sus goles al Atlético de Madrid, que se deshizo del Rayo Vallecano (3-1) con más dificultades de las que se deducen del marcador en un partido meritorio de los visitantes, que sin embargo enlazaron la tercera derrota consecutiva.
El conjunto vallecano ahogó al Atlético en la primera mitad, en la que dejó al descubierto las carencias de los rojiblancos en el medio campo. Dispuso Manzano de Koke, Mario y Gabi en esa parcela, pero ninguno de los tres fue capaz de mover el balón con rapidez para surtir de balones a Reyes o a Falcao.
El partido se rompió pronto, aunque con el Rayo más entero, hasta que Gabi anotó su primer tanto en el Atlético. El gol premió en exceso a los rojiblancos y castigó con dureza a los vallecanos, que no se asustaron por el revés y asediaron a Asenjo con más crudeza. Merecieron el empate en el primer periodo, pero la suerte no le sonrió ni a Michu ni a Tamudo.
En el segundo tiempo, el Atlético resolvió con más eficacia que brillantez. Consiguió deshacerse poco a poco del dominio visitante, aunque siguió mostrándose torpe en la creación. Por eso Manzano sacó al campo al argentino Salvio en lugar de Reyes y otra vez se llevó la bronca de la grada, que protestó con dureza el cambio y ovacionó al sevillano, que abandonó el terreno de juego saludando a la hinchada.
Y poco después se produjo la mejor jugada del Atlético. El brasileño Diego se deshizo en el área de su marcador y sirvió a Falcao, que de cabeza y en plancha sentenció con el segundo tanto.
El partido estaba acabado, aunque el Rayo no arrojó la toalla y recibió otro golpe, el que se apuntó Salvio en el 90. Uno después, Gabi, en propia meta, hizo el 3-1.
El partido se rompió pronto, aunque con el Rayo más entero, hasta que Gabi anotó su primer tanto en el Atlético. El gol premió en exceso a los rojiblancos y castigó con dureza a los vallecanos, que no se asustaron por el revés y asediaron a Asenjo con más crudeza. Merecieron el empate en el primer periodo, pero la suerte no le sonrió ni a Michu ni a Tamudo.
En el segundo tiempo, el Atlético resolvió con más eficacia que brillantez. Consiguió deshacerse poco a poco del dominio visitante, aunque siguió mostrándose torpe en la creación. Por eso Manzano sacó al campo al argentino Salvio en lugar de Reyes y otra vez se llevó la bronca de la grada, que protestó con dureza el cambio y ovacionó al sevillano, que abandonó el terreno de juego saludando a la hinchada.
Y poco después se produjo la mejor jugada del Atlético. El brasileño Diego se deshizo en el área de su marcador y sirvió a Falcao, que de cabeza y en plancha sentenció con el segundo tanto.
El partido estaba acabado, aunque el Rayo no arrojó la toalla y recibió otro golpe, el que se apuntó Salvio en el 90. Uno después, Gabi, en propia meta, hizo el 3-1.
