El COB se topa con su realidad

El Qalat sacó los colores a un COB que fue un juguete en manos de su rival desde el salto inicial. La diferencia en las zonas fue exagerada en Sevilla. Sólo el debut de Jon Santamaría fue digno de elogio en el papel realizado por los ourensanos.

Duro. Durísimo correctivo el recibido anoche por un COB horrendo que no tuvo opción alguna en un partido donde de antemano salían incluso con el papel de favoritos.

Una derrota de las que poco o nada se aprende y que, como postre, pueblan de dudas el nivel de un equipo o las expectivas que debe albergar. Ville Kaunisto anotó el 2-0 inicial. Eso fue lo más cerca que estuvo de su rival el conjunto dirigido por Eloy Doce. Pronto comprobaron los ourensanos lo engañoso de la clasificación de su rival o que a día la diferencia entre un equipo y otro es enorme. Dionisio Gómez y el propio Ville Kaunisto se adueñaron de la zona desde el salto inicial anulando a Zach Williams y dejando ya cojos a los ourensanos.

El 21-9 del primer cuarto dejaba el choque listo para sentencia. La diferencia en el marcador no era definitiva, pero sí la que se podía ver en la pista.

Quedaba lo peor. Ver pasar los minutos con la permanente sensación de agonía de unos y el disfrute de otros. Michel Diouf fue el encargado de encender la mecha que diese por inaugurada la fiesta. El senegalés representó perfectamente la insultante diferencia que había en las zonas. El pívot abochornó a sus pares, entre otras lindezas con cinco mates y tres tapones. Además 20 puntos y 10 rebotes.

Y todo todavía con 20 minutos por delante y ya con la amenaza de sonrojo sobre las cabezas del COB. Evitar la humillación era el objetivo. La victoria, impensable. Ni eso. La diferencia fue creciendo poco a poco hasta llegar a los 30 ya en el último acto. La relajación y la entrada en pista de los menos habituales en el Qalat evitó un castigo peor.

El COB se empieza a topar con su realidad. No cruda, simplemente la que le corresponde y la que han querido sus dirigentes. Ni la plantilla ni el técnico tienen culpa de ello.

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