La desaparición del Ros Casares y la renuncia del Celta dejan muy tocada a una Liga que sólo contaba con 14 equipos

Despedidas históricas

Carlos Colinas se dirige a sus jugadoras del Celta de Vigo durante un tiempo muerto.
El baloncesto femenino nacional vive uno de sus veranos más angustiosos. La temporada pasada la máxima categoría sólo contó con 14 equipos y ésta 'sufrirá' para reunirlos. Sólo los equipos que tienen mayor apoyo social sobreviven a la crisis.
El Ros Casares, campeón de Liga y Euroliga, y un histórico, el Celta de Vigo, causarán baja por motivos antagónicos. El equipo valenciano, como indicó en un comunicado el propio club, ·'ha cumplido su tarea'. La temporada pasada contó con un presupuesto de 6.000.000 de euros y tras ganarlo todo opta por la retirada.

La situación del Celta es otra. As Travesas no responde a la llamada de un club que lleva 16 temporada consecutivas en la élite. Con 500 espectadores de media, sin patrocinadores, con un presupuesto cimentado en subvenciones y el aval de la pasada temporada a punto de 'volar', el club olívico opta por renunciar a la Liga Femenina y centrarse en intentar militar dentro de unos meses en la Liga Femenina 2.

Soller o Mann Filter también tienen problemas y el Girona, tercer clasificado, podría renunciar a su plaza en la competición continental.

Un panorama muy negro para una Liga que le viene grande a la mayoría de equipos de la Liga Femenina 2 y que tendrán complicado completar las plazas.

El 6 de julio termina el plazo para inscribirse en la Liga y entonces se sabrá definitivamente como queda estructurado el baloncesto femenino español. Salamanca o Rivas son un oasis en un desierto obligado a reinventarse.

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