La tecnología ha avanzado a pasos agigantados en el siglo XXI, hemos pasado de tener un teléfono móvil ligeramente pequeño con el que poder llamar a amigos, a tener un ordenador personal que nos cabe en el bolsillo, con todas las capacidades de este. Estas tecnologías se han adaptado a muchos campos para beneficiarlos: a la medicina, a la industria, a la policía… En general todo trabajo se ha vuelto más sencillo con la ayuda de los avances tecnológicos, ¿pero que pasa con la agricultura?
Puede que cuando pensemos en agricultura, pensemos en una labor un poco anticuada, demasiado manual y que requiere de gran esfuerzo, pero también se ha adaptado a la tecnología. Concretamente, existe una rama de la agricultura denominada agricultura de precisión, que es el nombre con el que se conoce a la agricultura que se beneficia en mayor grado, de la tecnología más puntera.
Esta agricultura de precisión está principalmente planteada para empresas del sector primario y grandes explotaciones, puede que el minifundio gallego no sea su mejor aliado ya que aun maximizando la producción, el gasto en tecnología no llega a ser cubierto, pero en grandes extensiones, los beneficios de la aplicación de estas mejoras son claramente notables.
Según el ISPA (International Society of Precision Agriculture) “La agricultura de precisión es una estrategia de gestión que recoge, procesa y analiza datos temporales, espaciales e individuales y los combina con otras informaciones para respaldar las decisiones de manejo de acuerdo con la variabilidad estimada, y así mejorar la eficiencia en el uso de recursos, la productividad, la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la producción agrícola.” Este método requiere de un conjunto de tecnologías como el sistema global de navegación por satélite (GNSS), sensores e imagen tanto satelital como aerotransportada, junto con sistemas de información geográfica (SIG) y aprendizaje automático para estimar, evaluar y entender dichas variaciones. Todos estos recursos nos proporcionan la información necesaria para tener una densidad óptima de siembra, no excedernos en la aplicación de recursos como fertilizantes y fitosanitarios y predecir una producción lo más ajustada posible.
La agricultura de precisión tiene pasos importantes para implementar dicho control en los cultivos: el primero sería la adquisición de datos, la variedad y cantidad de datos es tan amplia como nuestra capacidad tecnológica y como el número y variedad de sensores que tengamos (humedad en suelo, caudalímetro, conductividad eléctrica, geolocalización, medidor de pH, tipo de suelo, probabilidad de plagas y enfermedades, etc.); el segundo paso es el análisis de dichos datos, utilizando herramientas estadísticas y matemáticas para obtener una interpretación de los datos obtenidos; el tercer paso es la toma de decisiones, al tener toda la información sobre nuestro cultivo es el momento de actuar, la suma de los datos más los conocimientos agronómicos más la experiencia crean las condiciones perfectas para tomar las mejores decisiones sobre el cultivo, ya sean preventivas o de gestión y el último paso es la monitorización del rendimiento, finalizada la campaña utilizando dicho método, deberemos evaluar el rendimiento obtenido por nuestro cultivo con el objetivo de aprender nuestros errores y conocer nuestros aciertos para poder aplicar estos conocimientos en las campañas futuras.
Este método es posiblemente el futuro de la agricultura ya que ajusta las prácticas de cultivo a las necesidades de la planta, reduce el impacto vinculado a la actividad agrícola debido al cálculo de las dosis utilizadas y aumenta la competitividad a través de una mayor eficacia de las prácticas, haciendo que este método sea mas económico y mas fiel con el medioambiente.
