ENTROIDO

Boteiros y Folións toman Viana y Vilariño de Conso

Los colegios públicos vivieron el preludio del Domingo Gordo de esta celebración

Los colegios públicos Bibei y San Martiño, de Viana y Vilariño de Conso, respectivamente, se sumaron ayer a los actos de Entroido y lo hicieron a lo grande, con "festa rachada". Los libros fueron arrinconados por unas horas y su lugar lo ocuparon los disfraces, los bombos y las máscaras.

Las escenas que ayer pudieron verse en los centros educativos de estos dos concellos garantizan que la tradición está asegurada. Pequeños Boteiros y Mázcaras corrieron por las aulas y, en Vilariño de Conso, salieron a la calle. No faltaron los Folións en ninguno de los colegios, con niños sujetando bombos casi tan grandes como ellos, en algún caso. Sus golpes calentaron el ambiente del próximo Domingo Gordo.

En Viana, las tradicionales vestimentas del Boteiro y de los integrantes del salón se combinó con los disfraces de los distintos cursos. En esta ocasión, de una original temática, centrada en los trajes de varios países. Por el patio del centro desfilaron italianos, mexicanos, egipcios, rusos y hasta algún grupo ataviado con las prendas propias del folklore andaluz. En fin, unas comparsas cuyas evoluciones fueron seguidas muy atentamente por padres y profesores.

A unos cuantos kilómetros de Viana, los alumnos del colegio público San Martiño, de Vilariño de Conso, abandonaron las clases, guiados por los profesores. Recorrieron las pistas por las que, este fin de semana desfilarán los Folións en los que participan muchos de sus padres.

La marcha la encabezaron dos figuras tradicionales, el Boteiro propio de la zona y la Mázcara, de la vecina Manzaneda. Detrás de ellos marchó el Folión, con sus grandes bombos, y, a continuación, los disfraces.

No faltaron las breves representaciones, similares a las disputas con las que los Folións acceden a los pueblos, en sus visitas. Es esta una tradición que Vilariño de Conso pretende recuperar y que comienza a perpetuar desde su base: la infancia. Tampoco faltaron las carreras para hacerse con la lardeira.

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