Confesó que en sus planes figuraban su jefe, un electricista que trabajaba para él y el dueño del bar

El asesino de Olot pretendía matar a dos personas más

El albañil de Olot (Girona) confirmó en su declaración ante el juez que mató a su jefe, propietario de construcciones Tubert, porque no le pagaba y le debía unos 2.300 euros, y porque lo tenía en su interior 'como si fuera una serpiente' que le dominaba. En su declaración de este viernes en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Olot, Pere Puig admitió los cuatro crímenes y confesó que en sus planes estaba matar a su jefe, a un electricista que trabajaba para él y al dueño del bar, aunque a estos dos últimos no les encontró, y que asesinó al hijo de Tubert porque se cruzó con él.
Tanto al entrar en el bar como en el banco, el asesino confeso gritó 'esto es un atraco', aunque no tenía ninguna intención de robar, y lo hizo en un primer caso porque no había tenido tiempo de localizar a Tubert padre y quería que la gente no se moviera dentro del local, y en el segundo caso, en la sucursal de la CAM, porque fue lo primero que le vino a la cabeza.

Pere Puig aseveró que en Olot le conocen como el 'Rambo' porque acostumbraba a ir vestido con ropa militar, pero que el prefería llamarse 'sheriff del condado', y que a veces iba por la calle con pistola de mentiras porque es 'muy aficionado' a las armas. El día de los asesinatos fue a trabajar a las 8.00 horas como siempre y 45 minutos después se cambió de ropa y se puso la vestimenta 'de caza mayor porque pensaba que iba de caza'.

Pere Puig aseguró que tras cometer los asesinatos se sintió liberado y estaba 'mejor que antes', aunque sabe que está mal lo que hizo y se arrepiente. Además, ha admitido que en alguna ocasión ya le había venido a la cabeza y que la noche antes ya lo pensó, aunque confió en que la idea se le olvidara, aunque por la mañana todavía le rondaba. El autor confeso de los crímenes admitió que sabía que su jefe tenía 'dificultades económicas serias' y que le debían 60.000 euros, además de que corría el riesgo de tener que hipotecar su casa.

En su declaración explicó que vivía solo con su padre en la casa familiar de Sant Esteve d'en Bas, que era de propiedad. Ganaba cada mes 1.150 euros que se gastaba íntegramente y poseía una cuenta en la CAM con una tarjeta que tenía una deuda de 5.500 euros, por la que pagaba cada mes 180 euros.

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