La defensa rechaza la premeditación y las pruebas de olor en Capbreton

La defensa de los etarras acusados del asesinato en diciembre de 2007 de dos guardias civiles en Capbreton rechazó hoy que se tratara de un asesinato con premeditación y negó validez a las pruebas de olor que ayudaron a identificar a los tres miembros del comando de ETA.
'Nada permite decir que estos hechos fueran premeditados', señaló Xantiana Cachenaut ante el Tribunal de lo Criminal de París que juzga a siete miembros de la organización terrorista, tres de ellos por participar en el crimen de Capbreton: Mikel Carrera Sarobe, 'Ata', Saioa Sánchez Iturregui, 'Hintza', y Asier Bengoa López de Armentia.

Cachenaut hizo hincapié en que la policía antiterrorista francesa no ha podido establecer qué papel correspondió a cada uno de los miembros del trío que acabó con la vida de los agentes Raúl Centeno y Fernando Trapero, con los que coincidieron la mañana del 1 de diciembre de 2007, primero en una cafetería y luego en el aparcamiento de ese establecimiento.

Robert Gastone también incidió en que 'ningún elemento' permite corroborar la premeditación como agravante del doble asesinato por el que están imputados 'Ata', 'Hintza' y Bengoa.

Este letrado aludió a un cable diplomático estadounidense, revelado por Wikileaks, según el cual el Gobierno español había informado a Washington de que tampoco consideraba que Capbreton hubiera sido un atentado premeditado por parte de ETA.

La defensa se refirió en particular, para desmontar la hipótesis de una concertación planificada entre los miembros del comando, a los casi ocho minutos que pasaron desde que los guardias civiles salieron de la cafetería hasta que lo hicieron los etarras, un tiempo en que -sostuvo- no controlaban si Centeno y Trapero se iban con su coche.

También incidió en que fue sólo en el aparcamiento cuando los terroristas identificaron a los dos como miembros de las fuerzas del orden españolas y les dispararon tres tiros.

Gastone sostuvo que desde el inicio del proceso el pasado día 2 'los policías y gendarmes que han venido a declarar han mentido' sobre el dispositivo franco-español contra ETA en el que trabajaban Centeno y Trapero el día de su asesinato.

Sobre la base de un artículo de la prensa española, el abogado de los etarras dio por hecho que el dispositivo era para capturar al entonces jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki' -uno de los que ahora se sienta en el banquillo- y que en ese caso los guardias civiles no podían ir desarmados, ni podían ser tan faltos de experiencia para no haber reconocido a Carrera Sarobe.

Jean-François Blanco centró su defensa en tratar de convencer al tribunal de que Bengoa no formaba parte del comando asesino, para lo cual puso el acento en que ningún testigo de los hechos lo reconoció, y en que el principal elemento en su contra, la identificación de su olor en la cafetería de Capbreton y en el coche utilizado para huir de allí, 'no es una prueba científica'.

Blanco indicó que, de ser sentenciado, sería la primera vez en Francia que se establecería la culpabilidad a partir de la identificación por perros especializados de su olor.

Para descalificar esa técnica de peritaje, aludió a un estudio estadounidense sobre los riesgos de error debido a que el comportamiento de los adiestradores pueden influir en el comportamiento de esos perros policía.

'No se puede condenar a alguien a partir de un elemento huérfano que no se ha demostrado', señaló, tras haber pedido la absolución para su cliente por el cargo de asesinato premeditado.

El Ministerio Público solicitó para Sánchez, al igual que para Bengoa, 30 años -con un mínimo de dos tercios de ese periodo de cumplimiento efectivo en prisión- y cadena perpetua -con al menos 22 años en prisión- para Carrera Sarobe en tanto que 'ejecutor' de los dos guardias civiles.

El juicio quedará visto para sentencia mañana por la mañana y, unas horas después, una vez terminada la deliberación, se hará pública la sentencia.

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