Una etarra de Capbreton es susceptible de reincidir, según el psiquiatra

Eider Uruburu Zabaleta, una de los etarras que son juzgados en París en el proceso por la muerte en Capbreton de dos guardias civiles, aunque no está imputada por asesinato, es susceptible de reincidir, según dijo hoy el psiquiatra que la examinó.
'Me parece susceptible de reincidir' porque 'personalmente no se cuestiona' su implicación en los hechos por los que está acusada, explicó ante el Tribunal de lo Criminal de París el perito Pierre Charazac, en referencia al análisis psiquiátrico que hizo en prisión en 2011 a Uruburu, que tiene ahora 35 años.

Charazac contó que la mujer no se opuso al examen, algo bastante infrecuente en el caso de los etarras, que se niegan habitualmente, como tampoco suelen dar detalles de su implicación con la banda al ser detenidos en Francia.

Insistió en que 'esa ausencia de cuestionamiento' sobre las acusaciones que pesan sobre ella -está imputada por seis cargos, en particular el de terrorismo- 'no comporta elementos delirantes', y que en la entrevista que le hizo 'no mostraba anomalías mentales o psíquicas'.

Eso es lo que llevó al psiquiatra a concluir que Uruburu '(le) parece accesible a una sanción penal', es decir, que si se demuestra su culpabilidad, era responsable de los actos.

Charazac la describió como una mujer 'de un gran nivel intelectual' con la que tuvo dificultades para llegar a abordar cuestiones personales porque se remitía de forma continuada al 'discurso político'.

Añadió que percibió una voluntad de 'borrarse en la convicción del grupo', en alusión a ETA, pero sin que hubiera en ese comportamiento 'elementos patológicos' como pueden darse en fenómenos de sectas.

Uruburu Zabaleta es una de los siete etarras que están siendo juzgados desde el pasado 2 de abril por el asesinato el 1 de diciembre de 2007 de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero en Capbreton, en el suroeste de Francia.

Tres de ellos -el considerado entonces jefe de la logística, Mikel Carrera Sarobe, Saioa Sánchez Iturregui y Asier Bengoa López de Armentia- deben responder en particular del cargo de asesinato premeditado.

Otro de los inculpados -en especial como dirigente etarra, cargo que comparte con Carrera Sarobe- es Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki', al que los investigadores sitúan entonces al frente del aparato militar.

En la audiencia de esta tarde compareció como testigo de la defensa el historiador Iñaki Egaña, presidente de la Fundación Euskal Memoria, que presentó como un organismo especializado en el estudio de lo que llamó 'las consecuencias del conflicto' vasco.

Egaña presentó una gran cantidad de cifras sobre los vascos muertos, detenidos, exiliados o que dicen haber sido torturados en ese contexto, en el que enmarcó la acción de ETA, pero se resistió a entrar de forma concreta a la cuestión del crimen de Capbreton.

Al ser preguntado por el abogado de la acusación particular que defiende a las familias de los guardias civiles muertos, Bérenger Tourne, sobre el hecho de que el atentado se produjo en Francia, el testigo alegó que 'hay un 'conflicto histórico' de orden político y ese 'conflicto' ha tenido muchos escenarios'.

Tampoco quiso entrar en los hechos objeto del proceso Ibón Goieaskoetxea -otro de los seis que se sientan en el banquillo- cuando Tourne le inquirió sobre el hecho de que Centeno y Trapero fueran acribillados a quemarropa pese a que iban desarmados.

'El lugar para debatir eso no es esta sala', replicó Goieaskoetxea, que insistió en que 'hay gente que espera para que estas cuestiones' sean discutidas 'por las partes que están en conflicto'.

El juicio se reanuda el próximo martes con los alegatos de la acusación particular y la requisitoria de la Fiscalía. La deliberación y la sentencia están previstas inicialmente para el jueves.

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