La tonadillera pasa de ser aclamada a ser abucheada y acusada de ladrona

La tonadillera Isabel Pantoja, acostumbrada a ser jaleada por sus seguidores, pasó ayer de ser aclamada por ellos a la entrada de la Audiencia de Málaga, a ser abucheada, zarandeada, y acusada de 'ladrona' por sus detractores tras ser condenada a dos años de prisión por blanqueo.
Pantoja, que llegó con bastante antelación a la cita judicial, tuvo que esperar algo más de dos horas para conocer el desenlace del caso en el que está procesada junto a su expareja Julián Muñoz y la que fuera esposa de éste, Maite Zaldívar.

Con el pelo recogido, ropa informal y semblante serio, la artista escuchó primero las condenas que el tribunal impuso a Muñoz y Zaldívar, y mientras se leía la suya, apenas gesticuló; tan sólo bajó la cabeza y miró hacia un lado al saber que tendrá que pagar más de 1,1 millones de multa.

Más expresiva fue Maite Zaldívar quien, visiblemente nerviosa desde su entrada en la sala, rompió a llorar al escuchar su condena por un delito continuado de blanqueo, mientras que Julián Muñoz, acostumbrado a estas lides y vestido con un elegante traje gris, permaneció en todo momento cruzado de brazos.

La artista, viuda del torero Francisco Rivera 'Paquirri', fue arropada a su llegada a la Audiencia malagueña con gritos de ánimo como 'guapa' y 'mucha fuerza'. Sin embargo, la tranquilidad de la entrada no se vivió en la salida, en la que el despliegue policial no pudo impedir que se viese rodeada por decenas de cámaras mientras sus detractores la llamaban 'choriza', 'ladrona' y 'delincuente'. El revuelo fue tal que el chófer de la artista se tuvo que subir al techo del vehículo para ayudarla a entrar en el coche, y algunos periodistas sufrieron pequeñas lesiones y desgarros en su ropa.

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