Un crecimiento sostenible basado en las exportaciones y en la inversión de capital
La economía de España muestra signos de recuperación. Los datos lo demuestran: crecimiento del 3,2 % en el interanual de 2016, cifra record de turistas extranjeros que visitan nuestro país, fuertes inversiones en espacios comerciales, e incluso un mayor nivel de inversión en inmobiliaria. Estas cifras muestran una etapa de recuperación económica. Desde el año 2013 España ha crecido un 9% y a lo largo del 2017 habremos recuperado el PIB perdido en los años de la crisis. En el caso gallego las cifras son más modestas. El año 2014 fuimos la economía autonómica que menos creció. Y desde ese momento la cifra de crecimiento de Galicia ha ido escalando posiciones pero siempre por debajo de la media de España.
Esta evolución ha mostrado un punto de inflexión en el tercer trimestre del año 2016, con una cifra de crecimiento del 0,9 % en el trimestral y un crecimiento del 3,3 % en el interanual, superando la media de España por primera vez desde el comienzo de la crisis, año 2007. Un dato: estas cifras coinciden en el tiempo con la convocatoria de las elecciones al Parlamento de Galicia. Benditas elecciones. Dejando de lado las teorías de algunos economistas de la coincidencia del flujo fiscal y el político, y teniendo en cuenta estos datos que incluso en algunas previsiones para el año 2017 mejoran dichas cifras.
La pregunta que nos hacemos es si ahora que estamos en la senda de la recuperación, esta es adecuada para la mejora del bienestar en la próxima década o si en cambio estamos creciendo con los mismos pecados del pasado. La primera tendencia que debemos tener en cuenta es que el consumo crece, es uno de los puntos clave de la ecuación del crecimiento y además somos capaces de consumir y ahorrar a la vez. Las empresas y las familias están reduciendo su dependencia de la deuda financiera a la vez que son capaces de gastar en la economía. Estamos saneando nuestra economía financiera pero a la vez estamos siendo capaces de crecer, esto es un fenómeno que requiere de una atención especial ya que económicamente es un proceso singular.
INDUSTRIA
En segundo lugar, la economía crece con un fuerte repunte del sector industrial. En el caso español es del 27% del Valor Añadido Bruto de la economía frente al 11% que significaba en el año 2007. En el caso gallego este proceso es inferior, en el tercer trimestre del año representa el 16,6% de la economía gallega, siendo el sector servicios el gran sector de la economía gallega con cifras de un 63,4% del total. La apuesta del gobierno gallego es que el sector industrial represente un 20% del PIB gallego en el año 2020.
La economía gallega también adquiere peso en el caso de la prestación de servicios para extranjeros, es decir en el mercado nacional del turismo, terminando el año 2016 con cifras record de crecimiento para beneficio de la hotelería y la hostelería gallegas que muestran incrementos de hasta un 10%.
Pero sin duda el factor relevante de la economía gallega es su apertura al mundo y la capacidad de ser competitivos en el mercado mundial. En el último trimestre con datos
la economía gallega ha vendido un 1,5% más al mundo mostrando una tendencia al crecimiento que solo en noviembre de 2016 alcanza la cifra de 2.000.317.700 de euros.
Por lo tanto la capacidad de las empresas gallegas de venderle al resto de España y al resto del mundo se ha convertido en el pilar principal del crecimiento regional unido a la contención en el proceso de importación que nos permite presentar niveles de superávit en balanza comercial con el resto del mundo.
A ello, otro pilar del crecimiento y foco de debate y disputas en la mejora de la productividad media, es el ratio de costes laborales unitarios relativos, donde España ha mostrado unos niveles de mejora frente a la media de Europa. Este dato se ha dejado notar en el nivel de mejora de los procesos de fabricación de manufacturas en España.
En el caso gallego debemos competir con el coste unitario laboral del norte de Portugal. En este caso el precio medio del coste hora industrial de Galicia se encuentra sobre los 19 euros, frente al caso portugués de los 13 euros hora lo que dificulta nuestra capacidad de competir a nivel regional en el sector manufacturero y que se plasma en situaciones como las diferencias entre un lado de la frontera y otro del sector textil o en las recientes operaciones de atracción de inversiones del sector de automoción que han caído del lado portugués. La economía gallega, en general, ya muestra luces de interés pero los 200.000 parados sigue siendo una rotunda sombra.
