Albert Bosch: "En 2019, algunos médicos no sabían qué es un virus"

El catalán Albert Bosch es uno de los virólogos más reputados de toda España. Su carga de trabajo aumentó considerablemente desde la irrupción de la pandemia. Y es que Bosch, catedrático emérito de Microbiología de la Universidad de Barcelona, dirige en esta institución el grupo de Virus Entéricos, que creó en 1988. Además, preside la Sociedad Española de Virología y coordina el proyecto VATar (Vigilancia y Alerta Temprana en aguas residuales de covid) del Ministerio de Sanidad y el Ministerio hacia la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. También forma parte del comité de expertos que se reúne para orientar a las autoridades de la Generalitat sobre la marcha de la pandemia. Bosch protagoniza la próxima edición del Foro La Región, que lleva por nombre “El mensaje de la covid-19 en las aguas residuales” y que acoge la sala de conferencias de Afundación mañana a las 20,30 horas -puedes inscribirte aquí-. ¿Cómo es la rutina en el grupo de investigación que preside? En Virus Entéricos analizamos el rastro de los patógenos que entran en el intestino y son decretados en las heces, como ocurre con el coronavirus, así que nunca estuve tan ocupado. De hecho, tuvimos que aumentar la envergadura del grupo, que ya cuenta con 15 científicos, para poder afrontar los nuevos retos que exige la actualidad. No solo analizamos la presencia del covid en las aguas residuales, sino también la de otros microorganismos, como el norovirus, que causa gastroenteritis. ¿Qué método emplean para analizar la “huella” del covid? Hemos desarrollado técnicas que permiten recuperar el ácido nucleico de las aguas residuales y trazar la presencia de virus, pudiendo así aproximar su circulación entre la población al tomar millones de muestras de forma no invasiva y anónima. Tanto los individuos sintomáticos como los asintomáticos nos aportan información mediante este procedimiento, que complementa los datos obtenidos con el método clínico. Además, en situación de normalidad, podemos detectar antes la llegada de nuevas olas o variantes. Por ejemplo, tuvimos constancia de un primer caso de ómicron el 25 de enero, cuando hasta el 15 de febrero no se detectó con los test. Esto resulta muy útil a la hora de tomar medidas para encarar la pandemia a tiempo. El proyecto VATar se coordina desde Barcelona, Valencia, Murcia y Santiago, y analizamos muestras como las de la EDAR de Reza, en el caso de Ourense, aportando después al Ministerio los resultados obtenidos. ¿Considera que los políticos están teniendo en cuenta a los científicos durante esta pandemia? Sí, pero es evidente que hay muchas presiones procedentes de diversos sectores, y es cierto que la economía se resiente con ciertas restricciones. Por tanto, se debe conjugar el enfoque que sería ideal a nivel sanitario con unas medidas aceptables a nivel económico. ¿Y qué opina del estado de la opinión pública durante esta pandemia, cuando tantas personas ponen en tela de juicio los datos científicos? Es una pregunta difícil. Hoy todo el mundo opina de la pandemia, para lo cual tiene derecho, pero hay cuestiones que solo los expertos pueden valorar. De hecho, ni siquiera algunos médicos, hasta hace poco, tenían claro lo que es un virus, y esto se pagó en la primera ola. No todos los centros médicos estaban preparados para atender una pandemia de este calibre, y hubo un impacto muy importante en la mortalidad. Con el tiempo, el personal sanitario aprendió a lidiar con el virus. ¿Se cometieron errores en la atención? No, no se trata de eso, sino que muchos médicos desconocían planteamientos básicos de virología porque nunca se habían encontrado delante de un virus. ¿Se podía esperar una pandemia como esta? En el primer día de clase, siempre me gusta recordar a mis alumnos lo ocurrido en la pandemia de la gripe del siglo XVIII, que se saldó con más del doble de mortalidad que la Primera Guerra Mundial (50 millones de muertos frente a 20); además de advertir la posible irrupción de una pandemia como la que vivimos ahora. Eso sí, yo pensaba que la causaría una variante de la gripe, y que no tendría el alcance de esta crisis sanitaria, con un virus que siempre lleva la iniciativa, emergiendo nuevas variantes en cuanto nos confiamos. Es un juego del gato y el ratón. ¿Cómo le llegó la vocación para dedicar su trayectoria profesional a la virología? Siempre me gustaron las cosas pequeñas. La microbiología, los virus. Además, cuando empezaba mis estudios, era un territorio virgen, un campo desconocido.