La permuta de vivienda para pasar las vacaciones permite ahorrar hasta el 50% del presupuesto

Cambio casa de montaña por piso de playa

La permuta de viviendas de plata por las de montaña para vacaciones está en alza.
El intercambio de casas para las vacaciones gana adeptos en tiempos de crisis. Los que se resisten a quedarse en su lugar de residencia habitual han encontrado en esta práctica la mejor fórmula para poder viajar sin gastar en el alojamiento. Este tipo de trueque organizado nació en Europa en la década de 1950 y durante mucho tiempo funcionó a base de catálogos donde se publicaban las fotografías de las casas ofertadas, pero la irrupción de Internet está disparando su uso y multiplicando las posibilidades de viaje. Galicia figura entre los destinos preferentes en los foros y portales especializados en este tipo de intercambios.
‘Tengo una casa en Viveiro (Lugo) que alquilo por temporada. Me queda libre mayo, junio y una semana de julio. En estas fechas no tengo ningún inconveniente en intercambiar un fin de semana, una semana, quincena por otra casa que tengas en Andalucía, con preferencia en la playa. Si estás interesado en este intercambio, contacta conmigo para que pueda informarte de las condiciones y de cómo es la casa y tú nos informes de la tuya’.

‘Intercambio vivienda de Suances (Cantabria) con casa en Galicia. Ofrezco apartamento totalmente equipado en una urbanización privada con piscinas y una larga terraza con unas excelentes vistas del mar. Está habilitado para hasta 5 personas. Se aceptan mascotas’.

‘Vivo en Galicia y busco intercambio para la segunda quincena de septiembre, pero creo que toda España y parte del extranjero trabaja en esa época. ¿Hay alguien dispuesto a pasarse unas felices vacaciones en Galicia?’.

Basta con teclear en un buscador cuatro palabras: intercambio, casas, vacaciones y Galicia. El abanico de posibilidades que se abren es amplio y variado. Todavía no se ha extendido mucho su práctica pero cada vez es más gente la que apuesta por intercambiar su piso con otra persona durante sus vacaciones.

Mayor ahorro

La idea es sencilla: viajar a algún punto del planeta gastando lo mínimo en el alojamiento. La solución ideal es encontrar otra persona en la misma situación que quiera conocer nuestro lugar de residencia; el viajero encuentra todas las comodidades del hogar, sin tener que pasar por las estructuras burocráticas de los hoteles.

Aunque parezca muy reciente, el trueque de viviendas se inició hace más de medio siglo y se fue perfeccionado con la edición de catálogos especializados. Incluso fue llevada al cine con la comedia romántica The Holiday, donde Cameron Díaz y Jude Law o Kate Winslet y Jack Blackel se enamoraron gracias a que ellas intercambian sus casas desde el sur de California a la campiña inglesa.

Pero la revolución, una vez más, llegó con Internet. Los viajeros han decidido sumarse a la iniciativa definitivamente y han encontrado en el trueque la mejor opción de low cost para tiempos de vacaciones. Es el caso de Damián, un profesor coruñés, que ha intercambiado su piso con una pareja de Cádiz este verano. ‘Un amigo y yo pasamos quince días en su apartamento, mientras ellos se alojaban durante cuatro días en mi casa’, dice.

‘Fue un trueque descompensado porque esa pareja andaluza quería recorrer la costa gallega y portuguesa en un mes; no estuvieron en mi piso más tiempo porque no quisieron. Es una experiencia fantástica y recomendable para cualquier persona, más aún en estos tiempos de vacas flacas’.

Este es el primer intercambio puro que realiza Damián, pero ya había recurrido a Internet para ahorrar costes en sus vacaciones. ‘Hace años conocí en un foro a Enrique, un chico uruguayo, que me invitó a pasar unas semanas en su casa. Estuve allí, ejerció de guía y me descubrió rincones que no aparecen en los folletos turísticos. Al año siguiente el me devolvió la visita y vino a conocer Galicia’.

El encuentro de Damián y Enrique en la Red fue casual, pero existen portales especializados en intercambios de viviendas (intercambiocasas.com, homelinkinternational.com, intercav.com). Desde 75 euros al año como suscripción, el usuario tiene acceso a visitar en este portal todas las casas ofertadas y subir a la página su oferta, con varias fotos y un texto. Un buscador permite que el interesado encuentre las casas de los países elegidos, al tiempo que localiza aquellos candidatos deseosos de viajar a su zona.

Clubs de intercambio

‘Existen múltiples clubs de intercambio de casas. Su funcionamiento es muy fácil: te das de alta en el club (algunos tienen un pequeño cargo por el registro y otros son gratuitos), das los datos de tu casa (donde se encuentra, descripción de la misma, etc) y la disponibilidad de intercambio, así cómo las preferencias de tu destino’, explica Damián. ‘Si eres propietario y tu casa está situado en un lugar con cierto atractivo turístico, tus opciones de alojarte gratis en el otro extremo del planeta son muy altas. La mayoría de viviendas que se ofrecen son del rango medio-alto y obviamente destinos cómo Londres, Barcelona, New York o Paris, son altamente demandados y apreciados’.

Esta modalidad de viajes -aseguran los que la han probadogarantiza un ahorro próximo 50 por ciento del presupuesto vacacional, facilita el confort de un verdadero hogar y permite una inmersión inmediata y auténtica en el país visitado.

Dormir en el sofá: económico y enriquecedor

Casey Fenton era un joven americano con un billete de avión para Islandia, poco dinero en el bolsillo y ganas de nuevas experiencias. Recopiló en foros de Internet hasta 1.500 direcciones de correo de estudiantes islandeses y les escribió contándoles su situación. Para su sorpresa el número de respuestas favorables fue muy elevado y disfrutó de unas increíbles vacaciones. Pensó que esa solidaridad que había disfrutado podría funcionar en todo el mundo. Así, se puso manos a la obra y creó una web en la que todo el mundo pudiera registrarse para pedir u ofrecer un lugar de hospedaje.

Esos son los orígenes del coouchsurfing (surfeando por sofás): una red internacional que pone en contacto a viajeros y habitantes de todas las partes del mundo. Los usuarios registrados pueden alojar o solicitar ser alojados, mostrar su ciudad y compartir experiencias. No se trata de un intercambio de alojamiento uno a uno: tan viajeros son los que se desplazan como quien aloja.

Esta red social, que comenzó su andadura en 2004, ya tiene a más de un millón de personas afiliadas en 230 países de todo el mundo, más de treinta mil en España y docenas de embajadores en Galicia. Marcos, Laura y Fer son tres de los surferos del sofá más activos de la comunidad gallega. Sus perfiles, que recogen los países a los que han viajado y las nacionalidades de quienes se han alojado en su casa, son más variados que alguna comisión del la ONU: Australia, Canadá, Corea, China, Japón, Chile, Perú, Italia, Cuba, Venezuela, Brasil y Portugal.

‘Me permite interactuar con gente del país y experimentar su mismo estilo de vida’, apunta Fer. ‘Para mí es una forma alternativa de viajar que me aporta cosas que nunca me daría un hotel’, añade Marcos. ‘Conoces gente de todo tipo, descubre culturas muy diferentes a la nuestra y tienen vivencias inesperadas’, explica Laura, que ha alojado en su piso de Santiago a casi cincuenta personas en los últimos años. ‘La mayoría eran peregrinos que acababan el Camino y querían quedar unos días para conocer la ciudad’.

Ninguno ha tenido una experiencia negativa y, según ellos, es una red segura. Los miembros pueden escribir un comentario sobre los couchs que les han albergado y esas anotaciones no pueden ser borradas. Si CouchSurfing detecta alguna conducta abusiva y ha sido denunciada por alguien, informa a todos los integrantes.


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