Una intervención de menos de 40 segundos a través de láser permite corregir presbicia, miopía, hipermetropía y astigmatismo

Condenados al desenfoque

Con la edad aumentan las dificultades para enfocar a distancias cortas. La presbicia, que puede emerger en la adolescencia, es un problema generalizado a partir de los cuarenta años. Es ley de vida y, con el envejecimiento, esta pérdida de capacidad visual es generalizada. Afecta a casi toda la población y, aunque lo hace en diferentes grados, todos podríamos acabar siendo présbitas. No hay forma de prevenir la vista cansada y la investigación oftalmológica ha canalizados sus esfuerzos en el tratamiento: lentillas antiedad, cirugía no invasiva o dispositivos intraoculares multifocales, son la alternativa a las gafas.
Estira el brazo todo lo que puede, aleja la cabeza como si quisiese separarla del tronco y achina los ojos. Manolo repite el gesto cada vez que intenta leer un mensaje de texto en su teléfono móvil. ‘Tengo graves problemas para enfocar el texto. Lo veo todo borroso y me resulta imposible ver el contenido de los sms’, explica. ‘No es algo nuevo, pero ha empeorado en los últimos meses. No sólo tengo ese problema con la pantallita del teléfono: también tengo dificultades para ver la carta de algún restaurante o leer textos con letra demasiado pequeña’.

Manolo tiene 54 años, nunca había tenido problemas de visión, jamás había acudido a la consulta de un oftalmólogo. Es el perfil del présbita. ‘Dolores de cabeza, ojos enrojecidos y mareos me llevaron por primera vez al especialista’, añade. ‘Las únicas revisiones que hacía eran las del reconocimiento médico de la empresa y los controles que me realizaban en el psicotécnico cuando renovaba el carné de conducir’.

Lo toma como una consecuencia más del envejecimiento y los expertos lo confirman. ‘Más del 38% de los pacientes que acuden a gabinetes ópticos gallegos demandan una ayuda visual para poder tener una visión confortable de cerca y evitar las molestias que causa la presbicia’, explica el óptico-optometrista Carlos García.

Síndrome de brazos largos

Es el síndrome de los brazos largos y se manifiesta cuando tenemos que separar el libro o el periódico mas allá de los 33 centímetros, la distancia ideal de lectura. La falta de enfoque afecta en una primera fase a la visión cercana, pero con el paso del tiempo también disminuye la capacidad en la visión lejana debido a las alteraciones que sufre el cristalino, la lenta biconvexa y transparente que se encuentra detrás del iris, los ligamentos que lo sujetan pierden elasticidad y el cristalino deja de enfocar con nitidez los objetos.

Las gafas progresivas y las lentillas multifocales corrigieron durante décadas los únicos remedios para la presbicia, pero en los últimos años han surgido otras opciones de tratamiento asociadas a la cirugía: intervenciones con rayos láser y lentes intraoculares (implantadas dentro del ojo). Son técnicas que producen una falsa acomodación, generan una leve pérdida de calidad visual, disminuyen la visión nocturna y generan dificultades para ver con detalle.

La clínica COGMA de A Coruña utiliza desde mayo un tratamiento único en Galicia para corregir la presbicia en tiempo récord y con cirugía no invasiva. ‘Es una intervención muy rápida y el paciente permanece en el quirófano unos diez minutos’, explica Carlos Gutiérrez, director del centro. ‘La aplicación del láser para hacer las incisiones en la córnea suele durar entre 10 y 40 segundos. No hay cortes, no hay heridas y no se elimina tejido. Disponemos de un láser femtosegundo único en Galicia, muy preciso para incisiones tridimensionales, que aumenta la precisión en la corrección de presbicia, miopía, hipermetropía y astigmatismo’.

El director de esta clínica coruñesa asegura que todos los pacientes han mejorado su visión de cerca y, aunque no es un método definitivo, asegura que es la mejor opción en la actualidad.

Lentillas antiedad

Otra opción para combatir la vista cansada son las lentillas antiedad. Son más cómodas que las convencionales y permiten ver bien a cualquier distancia, evitando los problemas y ajustes de enfoque al mover la mirada. ‘Es un sistema novedoso que se ha probado con éxito en Estados Unidos y varios países europeos. Utiliza dos lentes distintas, que funcionan conjuntamente para proporcionar una visión clara desde cualquier distancia. Son cómodas porque está fabricadas con material que contiene moléculas PC, una sustancia presente de forma natural en las membranas de las células humanas’, explica Manuel Gómez, profesor de Oftalmología. ‘Son biocompatibles y demuestran una resistencia a la deshidratación muy superior a las lentes convencionales.

En otra vía de investigación convergen los esfuerzos de físicos y optometristas. Un equipo de la Universidad de Santiago coordinado por Salvador Bará, profesor de Física Aplicada, trabaja en la fabricación de componentes microópticos para la medida y compensación de la presbicia. ‘Trabajamos en el desarrollo de equipos que permitan determinar el estado refractivo del ojo y obtener imágenes detalladas de la retina, un paso básico en las posibilidades de diagnóstico precoz y el seguimiento de diferentes patologías’.

El 96% de gafas premontadas no se adaptan al usuario

Las gafas premontadas que se venden en tiendas, e incluso estaciones de servicio, son peligrosas. Los estudios científicos realizados en Galicia, sobre mil casos, demuestran que sólo en un 4% de los casos son ideales para corregir los problemas de visión’, explica Enrique Valcárcel, presidente del Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia.

Los especialistas alertan y aportan datos para avalar su tesis: las lentes premontadas que se usan para ver de cerca pueden dañar la visión, ya que en un 96% de los casos no se adaptan a la persona que las lleva. Este tipo de gafas que muchos compran para combatir la presbicia no tienen en cuenta la distancia entre las pupilas y, por tanto, pueden romper el equilibrio binocular.

‘Los efectos secundarios más frecuentes que provocan son dolor de cabeza, mareos, dolos de barriga e intolerancia posterior a las lentes progresivas’, apunta Valcárcel. Cuanto más tiempo se usan, mayor es el daño. ‘Estas gafas sólo valen para un apuro, son como las ruedas de repuesto de los coches. Con esas ruedas-galleta no podemos circular a más de 80 kilómetros por hora, no podemos recorrer grandes distancias y debemos sustituirlas por una convencional en el menor plazo de tiempo. Las premontadas son gafas-galleta, sirven para un apuro y no se pueden utilizar como algo duradero’.

Los optometristas insisten en que las personas con vista cansada deben someterse a un control profesional para saber que lentes deben usar.

‘Las gafas premontadas se pueden convertir en un enemigo de la vista cuando no están adaptadas a las necesidades personales porque no han sido revisadas previamente por un profesional especialista en la materia’, advierte Eduardo Eiroa, vicepresidente del Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia. ‘Ponerlas -añade Eiroa- es jugar al azar. No son gafas compensadas y el equilibrio solo podría llegar de casualidad. El único que puede ajustar la graduación prescrita es un profesional’.



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