Jóvenes poco preparados para la vida laboral

Las dificultades con las que se topan muchos jóvenes para encontrar su primer empleo responden al notable desajuste que existe entre la formación y las necesidades del mercado de trabajo. Los cambios en el mercado laboral son rápidos y más de la mitad de los universitarios creen que los conocimientos adquiridos no se ajustan a los servicios demandados por las empresas.

Mantener una media superior al 7,5 después de la Selectividad, le valió a Natalia para poder estudiar Matemáticas, ’lo que siempre había querido’. Sabía que era una carrera dura y con pocas salidas laborales, pero quiso cumplir con sus deseos. Resistió estoicamente en los momentos difíciles y, aunque se lo planteó una docena de veces, no abandonó. Siete años después de su ingreso en la Universidad, consiguió licenciarse. ’Sabía que el título no iba a cambiar mi vida -explica-, pero esperaba que me abriese algunas puertas. Pero no fue así’. La primera puerta que se abrió fue la de las oficinas del Servicio Público de Emprego. Mientras esperaba la llamada del funcionario que la citase para su entrevista de trabajo, Natalia decidió preparar oposiciones de Secundaria. Consciente de que tenía reducidas posibilidades de ganar una plaza de profesora, la débil constancia en el estudio derivó en pasividad conforme se aproximaron los exámenes; el resultado fue el esperado.

Sin ningún máster que consiguiese motivarla y sin noticias de la oficina de Emprego, llegó el momento del reparto de currículums por todas la academias de Santiago. Y ahí surgió su primer contacto con el mundo laboral: sin contrato, con un horario hiperflexible y un salario ridículo: ’No es el trabajo de mis sueños, pero no puedo estar toda la vida viviendo de mis padres’.

Del súper al pub

Natalia comparte su resignación con sus dos compañeras de piso. Mayca, licenciada en Filología Gallega, trabaja de cajera en un supermercado. María, a la que sólo le falta presentar su proyecto de fin de carrera para licenciarse en Química, pone copas en un pub tres noches a la semana.

Algo falla. La conexión de la formación universitaria con la vida laboral no es la deseable. El último informe de la Fundación Mestre Mateo, presentado en Santiago de Compostela, indica que el 53% de los universitarios de segundo ciclo con sideran que la facultad no les prepara adecuadamente para la vida profesional. Los licenciados gallegos consideran que la habilidad en informática e idiomas mejora las perspectivas profesionales, pero con eso no es suficiente. La implantación de tecnologías de la información y la comunicación en el tejido empresarial gallego es baja, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.

’Pese a la buena cualificación del capital humano en el ámbito tecnológico, no existe un volumen de empresas para absorber a todos los profesionales’, explica José Lodeiros, vicepresidente de la Fundación Mestre Mateo.

El análisis del nivel de formación de los ’parados novatos’ revela un problema que preocupa en círculos políticos. Según los datos que maneja la Consellería de Traballo, sólo el 36,7% de los jóvenes desempleados tiene formación de tipo profesional (estudios universitarios o de FP). Esa asintonía entre la formación que se imparte en la enseñanza reglada y las necesidades demandadas desde las empresas no pasa desapercibida para los colectivos juveniles, que observan con impotencia como el mercado laboral avanza a una mayor velocidad que la oferta formativa.

Empleo de calidad ’Es complicado encontrar empleo y aún mas complicado encontrar empleo de calidad, aquel que nos permita tener un proyecto de vida autónomo e independiente’, lamenta María Dolores Rodríguez, presidenta del Consello da Xuventude de Galicia. ’El reto al que nos enfrentamos es el de conseguir que el empleo que se está creando sea en condiciones de calidad y estabilidad. La cultura de la temporalidad y de la precariedad está fuertemente instalada en nuestro país, afectando especialmente a la gente joven’, finalizar Rodríguez.

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