"Sí, llevo 33 días sin salir de casa"

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Una periodista, un comercial,  un alumno de un curso de formación y una empleada de una productora detallan su encierro extremo 

El propósito era encontrar a alguien que no haya pisado la calle por decisión propia desde que se decretó el estado de alarma y escribir el reportaje sin salir casa. Sería el primer día de reclusión completa desde que comenzó el confinamiento y la serie 'A un metro', pero el trapicheo de mascarillas, gracias Pablo, y la merluza del mercado de la plaza de Lugo en A Coruña tumbaron la segunda premisa. 

Una consulta sin demasiadas esperanzas a través de WhatsApp para localizar candidatos deparó la primera sorpresa tras descartar propuestas por encontrarse las personas sugeridas en edad de riesgo o padecer alguna patología. "No sé si te vale, pero yo en todo este tiempo sólo bajé una vez a tirar la basura". La respuesta era de Fidel Conde, compañero en la pachanga de los jueves en el polideportivo de Navatejera, municipio vecino a León. "A ver si me pillas en casa", bromeó al prevenirlo de una posible llamada. Con un paseo hasta el contenedor se situó en primera posición, pero había que continuar buscando. 

Ana Díaz prosigue con su tesis doctoral en el Servizo de Neurocirurxía del Clínico compostelano sobre cuidadores de enfermos de alzhéimer durante el tiempo que le deja el ERTE al que se ha acogido la productora en la que trabaja. Sólo se ha asomado hasta el colmado de la esquina en una urbanización coruñesa por quedarse sin algún ingrediente fundamental para una receta: "Es para minimizar riesgos. La compra la hace mi marido, ya que tiene que ir todos los días a trabajar, pedimos el pescado por Internet y así evito tener que salir con el niño, que tiene ocho años. La terracita nos permite tomar el aperitivo y airearnos". Fidel sigue resistiéndose en lo alto la tabla. 

Alejandro Eiroa, comercial de una distribuidora de alimentación y bebidas, caminó por primera vez más de un centenar de metros por la calle el día 3 de abril para ir a una herboristería. Sólo ha repetido la aventura en otra ocasión para abastecerse de un remedio natural. "Los primeros 15 días no salí por miedo y por solidaridad. El primer fin de semana me costó adaptarme, pero ahora he conseguido el descanso que necesitaba. He dejado de beber, algo casi obligado cuando le vas a un cliente a vender vino, hago deporte en casa cada dos días, he ordenado la mente y hasta he adelgazado. Personalmente a mí el confinamiento me ha sentado de 10, en lo económico de menos 20". 

Conoce de primera mano los aprietos que está pasando la hostelería y la preocupación por el futuro. "Al Gobierno le achaco que no se adelante a los acontecimientos, como hizo la ciudadanía. Antes de que el presidente decretase la alarma muchos establecimientos de A Coruña anunciaron vacaciones durante 15 días. A la oposición también le achaco que no esté a la altura de las circunstancias. Debían estar todos pensando en las medidas y en facilitar un decálogo a la hostelería para que se rearme y recupere la confianza. ¿Va a ser necesario tomar la temperatura al cliente en la entrada, una máquina para desinfectar los cubiertos, otra de ozono, la carta en formato digital...?". El sector espera respuestas. 


El podio


Al terminar la conversación con Álex, Fidel cede contra pronóstico un puesto en el podio por un mensaje que acaba de llegar. Él continúa a través de la red con un programa mixto de formación y empleo por la rama de jardinería y albañilería y es de los que opina que "al menos da tranquilidad contar con un Gobierno que se preocupa más de lo social que de la banca, como hicieron otros". Natalia, su pareja, se ocupa de adquirir lo necesario una vez a la semana y de llevar comida y medicinas a los padres. "La veo a ella con la parafernalia de desinfectar las tarjetas, la cartera, las llaves y todo lo que ha llevado y se me pasan las ganas de salir". Una terraza de unos cuatro metros les da cierta libertad. 

"Mi mujer no ha salido nunca de casa", había apuntado el periodista Javi Torres en un mensaje. "Y lo agradezco porque así voy yo a hacer la compra y a la farmacia". La ourensana Soledad Parral también es del gremio y lleva la comunicación de una potente distribuidora de material de fontanería y electricidad. "Pues sí, llevo 33 días sin salir de casa", comenta Sole sin darle importancia al encierro. "Es que no tengo tiempo por la carga de trabajo, sólo paro para hacer la comida y cuando acabo a las ocho de la tarde, ¿adónde voy a ir?". Los ratos libres, porque se ha demostrado que el teletrabajo no es rascarla, los dedica a Sara, de ocho años, en el jardín. "Vivir, disfrutar y que den confianza", había dicho Álex.

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