Maletas rotas, llenas de polvo o calcinadas evocan los planes frustados de los pasajeros del tren

La recogida de los objetos personales rememora el dolor

Un policía acompaña a un matrimonio tras recoger los objetos de un familiar herido en el accidente. (Foto: VICENTE PERNÍA  .)
Los sentimientos de dolor de aquellos que perdieron a sus seres queridos en la tragedia del accidente ferroviario de Santiago de Compostela se entremezclan, en el pabellón deportivo del Instituto Rosalía de Castro, con la sensación agridulce de aquellos que sobrevivieron y que acuden a recoger sus efectos personales.
El duro peregrinaje para recoger pertenencias que para algunos constituyen ya sólo recuerdos de sus seres queridos provocó que se viviese algún momento de comprensible tensión. Así, varios familiares increparon a profesionales de los medios de comunicación que se encontraban a las puertas del centro donde están depositados los equipajes que viajaban en el Alvia siniestrado el miércoles.

Familiares de víctimas, visiblemente nerviosos mientras salían portando varios bultos, solicitaron no ser fotografiados ni grabados a la salida del lugar, una indicación que no fue del todo cumplida, lo que acabó provocando una agria disputa, dada la tensión acumulada.

Entre el equipaje hay maletas, bolsas y mochilas, muchas rotas y todas ellas llenas de polvo, que evocan los planes frutados de los 218 pasajeros que viajaban en el tren.

Además, algunos de los familiares informaron de que hay efectos personales calcinados, dado que en algún vagón se declaró un incendio tras el descarrilamiento.

Las dependencias habilitadas para poder recoger los efectos personales de las víctimas estuvieron abiertas durante todo el domingo y también abrirán sus puertas hoy, lunes, en horario de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 22.00 horas.

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