Imanol Arias y Quim Gutierrez bordan sus papeles en un divertido homenaje al Gran Vázquez
El estreno de Anacleto: Agente Secreto es uno de los más estimulantes del panorama cinematográfico actual.Su director, Javier Ruiz Caldera, ha sabido manejar los elementos, ritmos y acciones básicas y necesarias para adaptar un cómic al lenguaje cinematográfico.
La cinta comienza con Adolfo (Quim Gutierrez), un treintañero que trabaja de segurata yque está pasando una mala racha. Su novia (Alexandra Jiménez) le ha dejado y por azares del destino se convierte en el objetivo de una serie de matones liderados por Vázquez (Carlos Areces), un criminal que acaba de escapar de la cárcel. Sin entender muy bien lo que le está pasando descubre que su padre (Imanol Arias) tiene una doble identidad. No es un payes fabricante de fuet sino que es Anacleto, un agente secreto en horas bajas.
La solidez del conjunto está basado por una parte, en un interesante guión que nunca pierde el sentido del humor y una puesta en escena muy dinámica que gags bien construidos que hacen que Anacleto sea un experiencia muy divertida y refrescante en el panorama del cine de acción patrio. Con todo esto, el director consigue captar con mucho acierto el mundo del gran Vázquez.
El reparto está a la altura y tanto Imanol Arias como Quim Gutierrez. El primero está estupendo en un papel hecho a medida y que se lleva las mejores escenas de la película. El segundo interpreta a un personaje muy típico en su carrera pero que se le ajusta como un guante.
En el apartado del debe están las escenas de acción en donde la película no resulta tan creible y en la que se ven las costuras.
En el apartado técnico destaca el gran trabajo que demuestra trabajar muy bien con las luces para mostrar el contraste de dos mundos: el cotidiano de Adolfo y el desbordante de Anacleto.
Con Anacleto nos encontramos en un producto con clara vocación comercial pero que no engaña a nadie y propone un divertimento muy sano. Es estimulante ver como poco a poco el cine español se abre al cine de género y demuestra que se pueden hacer cosas muy buenas y rentables con oficio y talento.
