LA REVISTA

El conde y su reclusión

Supongo que conocen la trama de esta entretenidísima novela (si no es así, avergüéncense y lean un poquito más, por favor)

No sé si recueradn  uno de los primeros artículos que escribí aquí argumentando que "De qué hablo cuando hablo de correr" de Murakami se podía considerar, sin menosprecio, un libro de autoayuda.  Como nadie protestó en Cartas al Director, ni me apuñaló a la salida de un bar, he decidido decidir que los lectores están de acuerdo conmigo (en vez de sospechar que no tengo lectores) y seguir estirando mi teoría. Hoy le toca el turno a "El Conde de Montecristo" de Dumas (y Auguste Maquet, no acreditado, “negro” vamos, a mi anterior artículo me remito) ¿Mi hipótesis? Es un libro de autoayuda especialmente útil para paliar las consecuencias de estos tiempos de crisis.


Supongo que conocen la trama de esta entretenidísima novela (si no es así, avergüéncense y lean un poquito más, por favor) así que voy directa a demostrar mi hipótesis: ¿qué es esa cárcel en la que Edmundo Dantés se ve confinado – injustamente, tras su aventurera vida previa – sino la obligada vuelta al hogar paterno que muchos sufren a causa de la crisis? Pero la actitud de Dantés define al héroe, pues, ¿acaso se dedica a lamentarse, echar tripita cervecera y pelarse con su compañero de celda –trasunto de los padres que recogen al hijo derrotado – o, por el contrario, aprovecha el tiempo de obligada reclusión para, mediante el estudio y el ejercicio, convertirse en un súper hombre? 


Y si ustedes no son hijos vueltos al hogar y son amos de casa en paro sin objetivos ni alicientes, están de enhorabuena, este libro también está pensado para ustedes. Fíjense si es así que hasta se escribió por entregas, como si fuera una telenovela. No se puede pedir más.
Otro día les argumentaré por qué "Los tres mosqueteros" es, en realidad, otro libro de autoayuda que, bajo su temática aventurera trata, en realidad, sobre la amistad, la solidaridad y la entrada en el mundo adulto.

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