Los cuidados del árbol fósil

Los ginko son especies jurásicas que llevan en la Tierra millones de años, y, con unos pocos cuidados, podrá habitar nuestro jardín y beneficiarnos así de sus propiedades

A lo largo de la historia ha habido muchos árboles que han marcado la cultura de las civilizaciones, el ginkgo es sin duda una de esas especies que marcaron a una población. Desde hace más de 2.000 años, sus hojas han sido utilizadas en Asia para contrarrestar diversas dolencias, relacionadas principalmente con el cerebro y el flujo sanguíneo. Además de esto, se conoce como una de las plantas más antiguas de la tierra. Siendo originario del sur de Japón y del este y sureste de China, se han encontrado fósiles de ginkgo que datan del jurásico, en otras palabras, esta especie convivió con Diplodocus, Estegosaurios y Brontosaurios, entre otros dinosaurios.

Este árbol prehistórico puede alcanzar los 30 metros de altura, además, con la llegada del otoño, sus hojas verdes en forma de abanico se tornan de un tono dorado. Esta transición marca mucho los paisajes de las regiones de Asia, donde este árbol está especialmente extendido. 

Los ginkgo presentan dimorfismo sexual, los machos presentan estróbilos o piñas, de una tonalidad amarilla, que se agrupan en racimos cilíndricos muy numerosos, que nacen en los brotes cortos. En los femeninos, las estructuras reproductoras femeninas se denominan rudimentos seminales y se encuentran en grupos de 2 o 3, produciendo una semilla blanda de color marrón amarillento y textura carnosa que suele confundirse con una drupa, tornándose al madurar verde grisáceas. Este fruto, a pesar de ser comestible, produce un aroma desagradable, normalmente, lo que se consume es la nuez del interior de este.

Los cuidados de esta especie son sencillos, siempre y cuando sea plantada en una zona cuyas condiciones meteorológicas se adecúen a sus necesidades. El principal motivo por el que el ginkgo ha permanecido igual durante tantísimos años es que, a diferencia de otras muchas plantas, no se le conoce ninguna enfermedad o plaga habitual que afecte de forma negativa tanto a su desarrollo como a su supervivencia. Incluso se cree que ha podido inmunizarse frente a todas ellas.

Esta especie soporta temperaturas muy bajas, pero su temperatura idónea se encuentra entre los 10 y los 20 grados, en este rango, su desarrollo será más efectivo. Necesita una exposición al sol de forma directa, si se encuentra en una localización de semisombra puede que su lento desarrollo se vea aún más ralentizado. 

Frutos olorosos

A la hora de cubicarlo es también importante tener en cuenta el olor de los frutos, por lo que si elegimos cultivar una hembra, lo mejor es mantener una cierta distancia con respecto a la vivienda. Es capaz de resistir muy bien la contaminación de las grandes poblaciones, por lo que vivir en un núcleo urbano no es un problema, por ello en Asia se utiliza para decorar las calles de las ciudades.

En cuanto al riego, aunque es una especie resistente a las sequías, pasar por una provocará que su desarrollo se vea afectado. Es importante aumentar la dosis de riego durante los meses de verano si es posible, de esta forma, seguirá creciendo fuerte y sano. Los primeros años, necesitará riegos especialmente abundantes para favorecer el enraizamiento.

Los beneficios

Desde hace milenios la población asiática ha aprovechado los diversos beneficios de esta especie. De sus hojas se obtiene un extracto que posee flavonoides, sustancia que, al ingerirse aumenta la circulación sanguínea central y periférica, haciendo más eficiente la irrigación de los tejidos orgánicos. Esto beneficia especialmente a personas en edad madura, favoreciendo especialmente los tejidos cerebrales.

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