Las Hermanas de los Ancianos Desamparados de Verín retiraron el peto con la imagen de San Antonio del centro de Verín para dotarla de más seguridad y evitar los sucesivos robos de limosnas que dejan los viandantes.

San Antonio se blinda

La hornacina con la imagen de San Antonio.
La desaparición de la noche a la mañana de la hornacina con la imagen de San Antonio de Padua del cruce que forman las avenidas de Portugal, Luis Espada y Calle Lisa de Verín generó preocupación entre los viandantes y vecinos. 'Roubarono de novo, quén o levaría', exclamaba Rosa Rodríguez, una vecina de Monterrei, con dos monedas de 20 céntimos en la mano, que tenía previsto introducir como limosna en el cepillo, situado en la base de la hornacina. 'Nin os santos deixan en paz, que falta de respeto', respondía otra vecina, Florinda González.
La imagen ya fue robada hace 10 años, pero sus titulares las Hermanas de los Ancianos Desamparados de Verín, que gestionan la residencia de la tercera edad Santa María, la volvieron a reponer con el objetivo de recaudar limosnas entre los viandantes, máxime cuando la presencia del Santo forma parte del trascurrir cotidiano de la villa.

En esta ocasión, la retirada de la hornacina con el santo no fue obra de los ladrones, sino que fue llevada por los trabajadores de la empresa Hermanos Carrajo -previo permiso de las monjas- para dotarla de más seguridad y, así, evitar los sucesivos robos de las lismosnas del cepillo. 'Ya no sé cuantos robos llevamos. La hornacina ya está muy mal y vamos a arreglarla', afirmó la directora de la residencia Santa María, María Teresa Barreira, sorprendida con el interés que despertó la retirada de la imagen. 'Muchos vecinos nos están llamando, alertando de que robaron el San Antonio, pero no es así. Dentro de unos días lo volvemos a colocar en su sitio', afirma María Teresa Barreira, recalcando que eran conocedores de que la empresa iba a llevarse el peto y arreglarlo, pero no sabían exactamente cuándo. Por esta razón, la directora de la residencia reconoce que 'cuando recibimos la primera llamada alertando del robo, llegamos a creerlo, pero pronto nos dimos cuenta de qué se trataba'.

Los sucesivos robos de limosnas -todos ellos se producen de madrugada- provocan que la base de la hornacina ya esté prácticamente desencajada. Con la mejora se pretende que toda la base sea una especie de caja fuerte, en la que los peatones pueden introducir, a través de una ranura, las limosnas. La estructura será de una sola pieza anclada a una pared con un código para abrirla.

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