Alemania ratificó el Tratado de Lisboa con la firma del presidente federal, Horst Kohler, de las leyes de acompañamiento redactadas para hacer compatible la reforma comunitaria con la Constitución alemana.
Según informó la oficina de Presidencia, los textos serán publicados este jueves en el boletín oficial del Estado alemán.
La firma de Kohler constituye el último paso de un largo proceso de ratificación, que empezó hace más de un año con la primera aprobación del tratado, pero que tuvo que ser interrumpido a raíz de varias demandas ante el Tribunal Constitucional.
Varios diputados presentaron una demanda ante el Constitucional por considerar que éste limita las competencias del Legislativo, lo que obligó al Bundestag a modificar las leyes de acompañamiento.
La formulación de las tres leyes fue necesaria después de que el 30 de junio pasado, el Tribunal Constitucional aceptara las denuncias presentadas por representantes del partido de La Izquierda y de la Unión Socialcristiana (CSU), el ala bávara de la Unión Cristianodemócrata de la canciller germana, Angela Merkel.
Con las tres leyes de acompañamiento, aprobadas las últimas semanas por las dos cámaras parlamentarias, el Gobierno se compromete a consultar al Bundestag y al Bundesrat antes de ceder competencias a Bruselas en asuntos que no tienen mención concreta en el Tratado de Lisboa.
De esta forma se pretende responder a la eliminación del derecho a veto contemplada en el nuevo tratado en todos los temas que requieran únicamente la mayoría simple.
La Cámara regional, el Bundesrat, obtendrá además voz en los temas que en Alemania son de su competencia.
Con la ratificación por parte de Alemania, ya sólo quedan las de Polonia y la República Checa, además de un nuevo referéndum en Irlanda, cuyo 'no' anterior paralizó todo el proceso de reformas.
El Tratado de Lisboa sólo puede entrar en vigor si lo han ratificado los veintisiete países miembros de la UE.
Dos puntos esenciales que diferencian al Tratado de Lisboa del de Niza es que a partir de 2014 sustituye el sistema de toma de decisiones unánime por el de la mayoría cualificada.
Además, contempla la creación de un ministro de Exteriores comunitario, papel que ahora corresponde al Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad, cargo que actualmente detenta el español Javier Solana.
La firma de Kohler constituye el último paso de un largo proceso de ratificación, que empezó hace más de un año con la primera aprobación del tratado, pero que tuvo que ser interrumpido a raíz de varias demandas ante el Tribunal Constitucional.
Varios diputados presentaron una demanda ante el Constitucional por considerar que éste limita las competencias del Legislativo, lo que obligó al Bundestag a modificar las leyes de acompañamiento.
La formulación de las tres leyes fue necesaria después de que el 30 de junio pasado, el Tribunal Constitucional aceptara las denuncias presentadas por representantes del partido de La Izquierda y de la Unión Socialcristiana (CSU), el ala bávara de la Unión Cristianodemócrata de la canciller germana, Angela Merkel.
Con las tres leyes de acompañamiento, aprobadas las últimas semanas por las dos cámaras parlamentarias, el Gobierno se compromete a consultar al Bundestag y al Bundesrat antes de ceder competencias a Bruselas en asuntos que no tienen mención concreta en el Tratado de Lisboa.
De esta forma se pretende responder a la eliminación del derecho a veto contemplada en el nuevo tratado en todos los temas que requieran únicamente la mayoría simple.
La Cámara regional, el Bundesrat, obtendrá además voz en los temas que en Alemania son de su competencia.
Con la ratificación por parte de Alemania, ya sólo quedan las de Polonia y la República Checa, además de un nuevo referéndum en Irlanda, cuyo 'no' anterior paralizó todo el proceso de reformas.
El Tratado de Lisboa sólo puede entrar en vigor si lo han ratificado los veintisiete países miembros de la UE.
Dos puntos esenciales que diferencian al Tratado de Lisboa del de Niza es que a partir de 2014 sustituye el sistema de toma de decisiones unánime por el de la mayoría cualificada.
Además, contempla la creación de un ministro de Exteriores comunitario, papel que ahora corresponde al Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad, cargo que actualmente detenta el español Javier Solana.
