La ruptura en la coalición del Gobierno de Letta tenía ayer sus consecuencias en los mercados

La crisis italiana, en el peor momento para la zona euro

Berlusconi abandona la Cámara de los Diputados tras una reunión de su grupo parlamentario. (Foto: ETTORE FERRARI)
La crisis de Gobierno italiana abierta el fin de semana llega en un momento muy inoportuno no solo para las finanzas y la economía de Italia, sino también para la recuperación de los países periféricos de la zona euro, donde los problemas en los mercados de deuda parecían haberse dejado atrás.
La ruptura en el seno de la coalición del socialdemócrata Enrico Letta, formalizada el sábado con la dimisión de los ministros del partido de Silvio Berlusconi, tuvo ya ayer sus primeras consecuencias en los mercados, sobre todo el de deuda, y vuelve a hacer que se mire a Italia como un posible foco de inestabilidad que malogre los esfuerzos y reformas de los últimos años en Europa.

Más allá de que Letta consiga o no salvar su Gobierno el próximo miércoles en el voto de confianza que pedirá en el Parlamento, las consecuencias que la incierta situación económica y financiera de Italia pueden tener para la zona euro en los próximos meses no han de minusvalorarse.

El primer golpe a la economía italiana que trae esta crisis de Gobierno es la entrada en vigor hoy mismo de la subida de un punto en tipo general del IVA, del 21 al 22%, que había aprobado el Ejecutivo tecnócrata de Mario Monti, pero que se había conseguido aplazar con distintos 'parches financieros'. De hecho, la salida de los correligionarios de Berlusconi del Gobierno se fraguó el viernes por la noche, durante un muy tenso Consejo de Ministros en el que estaba previsto aprobar un decreto (ya elaborado y que contemplaba subidas de impuestos a la gasolina) para evitar el aumento del IVA, pero que terminó centrándose en las amenazas de dimisión de los parlamentarios de 'il Cavaliere'.


PRIMERA CONSECUENCIA

La subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) puede acarrear aún peores efectos sobre un consumo interno ya deprimido de por sí, con un desembolso por familia al año de hasta 349 euros adicionales, según cálculos que ayer ofreció la asociación de consumidores Codacons.

Lo cierto es que desde que empezó a trabajar a finales del pasado abril, el Ejecutivo de coalición de Letta ha sido escenario de varios desencuentros entre las dos principales corrientes que lo forman, el progresista Partido Demócrata (PD) y el conservador Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi, que han hecho que su actividad reformista no fuera tan intensa como se esperaba.

El mayor golpe de efecto lo dio el pasado 28 de agosto, suprimiendo el impuesto sobre la vivienda habitual que había reintroducido Monti y sobre el que giró la campaña electoral de Berlusconi, quien se apuntó ese tanto, lanzando el mensaje de que su partido frenaba las ganas de la izquierda de 'meter las manos' en los bolsillos.

Hace poco más de una semana, el Ejecutivo italiano certificaba un temor que ya circulaba entre los inversores y analistas desde hacía días: Italia iba camino de desviarse de su objetivo de déficit público este año, que tras situarlo en abril el Gobierno de Monti en el 2,9% del Producto Interior Bruto (PIB), el Gabinete de Letta lo aumentó el pasado día 20 hasta el 3,1 %.

Más allá de la estabilización presupuestaria, Italia tiene ante sí además la tarea de salir de la recesión.

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