Los participantes diseñaron una hoja de ruta para hacer reformas de calado de cara al futuro

La Cumbre Iberoamericana acaba sin acuerdos relevantes

Una de las actividades desarrolladas durante la cumbre. (Foto: J. J. GUILLÉN)
Una inyección de dinamismo para potenciar el poder internacional de Iberoamérica fue el reclamo generalizado en la Cumbre de Panamá, ya bautizada como la de la 'renovación'. La mitad de los presidentes fallaron en la cita anual que reúne desde 1991 a gobernantes de América Latina, España, Portugal y Andorra, y que a tenor de las intervenciones, perdió relevancia por no haber adaptado su actuación a los desafíos del nuevo contexto mundial. Además finalizó sin la toma de acuerdos importantes.
'Cuántos matrimonios de pronto se despiertan y el marido le dice a la mujer después de 5, 10 y hasta 20 años, mi amor, por qué no nos conocemos. Cuando eso sucede el matrimonio vuelve a florecer'. Fue la manera gráfica del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de recomendar a sus socios iberoamericanos que aprovechen el plan de renovación del sistema de cumbres y de cooperación de esta comunidad para redescubrirse tras muchos años de relación.

América Latina consolidó sus democracias y se convirtió en estos 23 años en una región emergente que ya no necesita como entonces ayuda al desarrollo y su prioridad es ahora ganar protagonismo internacional e insertarse en los grandes flujos comerciales. Tres países, Brasil, México y Argentina, ya forman parte del G-20.

Mientras, los países ibéricos sufren por salir de una larga crisis y su relación con América Latina ha dado un giro radical por ser la región donde tienen vitales intereses comerciales. 'El equilibrio entre la parte ibérica y la latinoamericana está cambiando' por el contexto económico global y es importante que América Latina encuentre 'en la comunidad iberoamericana un instrumento útil para emerger económicamente en el siglo XXI con España y Portugal como socios', incidió el presidente panameño, Ricardo Martinelli.


NUEVO IMPULSO

Los países que componen la comunidad iberoamericana representan cerca del 11 por ciento del PIB mundial. La necesidad de dar un nuevo impulso al sistema iberoamericano fue el mensaje unánime de los protagonistas de la XXIII Cumbre Iberoamericana, clausurada ayer y donde se lanzó una hoja de ruta para hacer reformas de calado en el sistema actual que aporten eficacia a la cooperación y a la complementariedad de sus economías.

El canciller chileno, Alfredo Moreno, consideró que un ejercicio de renovación del sistema iberoamericano 'no sólo debe ser visto desde perspectivas burocráticas y administrativas, sino también como un desafío político'.

La ausencia de los mandatarios de once países -Argentina, Brasil, Bolivia, Guatemala, Uruguay, Ecuador, Perú, Cuba, Venezuela, Chile y Nicaragua- fue minimizada por el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.'El concepto aritmético es muy injusto. La silla de los 22 países nunca ha estado vacía', enfatizó.

Y como todas las cumbres, Panamá fue escenario para compartir la situación interna de los distintos países, en temas como la lucha contra las drogas y la delincuencia.

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