Una calma precaria reinaba ayer en Argelia tras dos días de disturbios y actos de vandalismo en protesta por la subida de precios de productos básicos, que han llevado a las autoridades a reforzar la presencia de las fuerzas de seguridad. En la capital, Argel, uno de los cordones de seguridad más importantes fue colocado alrededor del ministerio de Defensa. Decenas de unidades antidisturbios, equipadas con porras y gases lacrimógenos y apoyadas por camiones dotados de cañones de agua ocuparon posiciones alrededor del ministerio.
En la noche del jueves un grupo de jóvenes había intentado cortar la calle del ministerio al incendiar neumáticos en medio de la calzada antes de la llegada de las fuerzas policiales, según explicaron vecinos de la zona. En algunas calles comerciales de la capital la gran mayoría de las tiendas mantuvieron sus puertas cerradas y muchos habitantes se quedaron ayer sin leche ni pan.
Muchos barrios de Argel, sobre todo los más populares, vivieron el jueves su segunda noche consecutiva de violencia y de actos vandálicos.
Muchos barrios de Argel, sobre todo los más populares, vivieron el jueves su segunda noche consecutiva de violencia y de actos vandálicos.
