Se entregan 105 manifestantes en Lhasa mientras las manifestaciones se extienden

Protesta de apoyo al Tíbet llevada a cabo en Katmandú.

Ciento cinco tibetanos se entregaron a la Policía por su implicación en los disturbios de Lhasa, informaron hoy fuentes oficiales, mientras la ola de protestas se ha extendido a tres provincias chinas con una importante comunidad tibetana.


Entre tanto, el Gobierno chino extremó hoy la censura sobre los medios extranjeros y las trabas para cubrir las protestas, endureció su mensaje y advirtió de que está inmerso en una ’batalla a vida o muerte’ contra el separatismo en el Tibet.

Las 105 rendiciones llegan después de que el lunes expirara el ultimátum dado a los manifestantes tras los disturbios del viernes, en los que, según Pekín, murieron 13 ’civiles inocentes’ y según el Gobierno tibetano en el exilio fallecieron un centenar de personas en la represión de las fuerzas de seguridad chinas.

Entre los entregados hasta ayer por la noche se encontraba un tibetano de 25 años que estaba bebido en su casa y, al grito de ’sal o te quemaremos la casa’, decidió unirse a la turba y destrozar a pedradas un automóvil y una furgoneta, relató la agencia oficial Xinhua.

Todos los entregados participaron directamente en las palizas, el saqueo y los incendios, dijo el vicepresidente del Gobierno tibetano, Baema Chilain.

Aunque el Gobierno chino asegura que Lhasa recupera la normalidad y los medios oficiales muestran fotos de gente haciendo la compra, grupos de derechos humanos y tibetanos en el exilio dicen que la situación sigue siendo muy tensa, con la Policía Armada patrullando las calles de la ciudad.

Mientras tanto, las protestas se han extendido a las provincias de Sichuan y Qinghai (limítrofes con el Tíbet) y Gansú (al norte de ambas), que cuentan con una importante comunidad tibetana.

En esa provincia, las peores manifestaciones se produjeron ayer en el condado de Aba, donde la Policía abrió fuego contra los manifestantes y dejó varios muertos, según la ONG Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia.

Una portavoz del Gobierno provincial dijo por teléfono: ’No vais a saber nada, si hay algo saldrá por la televisión o internet, como siempre. Llamando por teléfono no vais a saber nada’.

En el Ayuntamiento de Aba, sin embargo, no hubo respuesta, mientras que en el hospital colgaron el teléfono. Un empleado de una agencia de viajes optó por esta misma vía después de ser preguntado sobre si era posible viajar al monasterio de Kirti.

En ese lugar, grupos de activistas tibetanos aseguraron que varios manifestantes murieron en la represión policial.

En Gansú, tibetanos a caballo y en motocicleta atacaron ayer un edificio gubernamental cerca de la ciudad de Hezuo y consiguieron arriar la bandera china e izar un emblema tibetano antes de que llegasen refuerzos de las fuerzas paramilitares, aseguraron activistas tibetanos en el exilio.

Un portavoz de la ciudad aseguró que ’no pasa nada, todo está bien’, mientras que la oficina de prensa provincial remitió a una rueda de prensa para esta tarde.

Por último, en Qinghai cien monjes desafiaron una orden que los confinaba al monasterio de Rongwo, en la ciudad de Tongren, y salieron escalando una colina desde donde tiraron petardos y quemaron incienso, publicó el diario ’South China Morning Post’.

Consultado por Efe, el Gobierno provincial dijo que ’aquí todo está bastante tranquilo’, antes de colgar el teléfono.

Y en medio de todo este silencio oficial, habitual por otra parte, funcionarios chinos y la prensa estatal arremetieron hoy contra la ’camarilla del Dalai Lama’ y la malintencionada cobertura hecha de los sucesos por parte de la prensa extranjera.

‘Estamos actualmente en medio de una fiera lucha con sangre y fuego, una lucha a vida o muerte contra el enemigo’, dijo hoy Zhang Qingli, secretario del Partido Comunista en el Tíbet y máximo dirigente de la región, en declaraciones publicadas por el diario oficial ’Tibet Daily’.

Según subrayó, el Dalai Lama es ’un lobo envuelto en un hábito, un monstruo con rostro humano y corazón de animal’.

Otro funcionario del Gobierno tibetano, Ragdi, denunció la cobertura ’escandalosa y hostil’ que de los disturbios en Lhasa está efectuando la prensa extranjera, que fue expulsada del Tíbet y se está enfrentando a multitud de trabas para informar desde las provincias de Sichuan, Qinghai y Gansú.

‘El poder de la religión y las creencias era a menudo utilizado para las ambiciones políticas de reyes y emperadores. Incluso en los tiempos modernos, los santuarios y la fe de los creyentes pueden ser utilizados por algunos con otros motivos’, dice hoy un artículo firmado por Zhou Yan y publicado por la agencia oficial Xinhua.

Y algunas veces, añade, ’por camarillas que intentan separar al país’.

El artículo defiende que las protestas, lejos de ser espontáneas y pacíficas, fueron orquestadas por el Dalai Lama y grupos hostiles occidentales con el único fin de separar al Tíbet de la ’madre patria’.

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