Diez candidatos acuden este domingo a la primera de las citas en los comicios presidenciales

El euro centra los actos de la campaña electoral en Francia

El presidente Sarkozy, durante un acto de campaña ayer en la localidad de Arras. (Foto: CHRISTOPHE KARABA)
El euro, el déficit, la seguridad y la identidad francesa se han convertido esta semana en temas clave de la campaña electoral francesa, que afronta este domingo el inicio de la convocatoria, con la primera vuelta.
El euro fue ayer la estrella de la jornada. La candidata ultraderechista francesa Marine Le Pen, que reiteró sus ataques a Europa, se ha convertido en el principal azote del una moneda que rechaza la mitad de los diez aspirantes a la presidencia del país, además de un arma para atacar a los dos principales candidatos, el socialista François Hollande y el presidente saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, ambos defensores del euro.

Le Pen y el soberanista Nicolas Dupont-Aignan son los más combativos frente a la divisa comunitaria, pese a que una reciente encuesta asegura que dos de cada tres franceses son favorables al euro. El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que pelea con Le Pen por el tercer puesto en la primera vuelta electoral del domingo, es menos categórico, pero apuesta por cambiar el papel del Banco Central Europeo para que pueda prestar directamente a los países que lo necesiten.

La candidata del Frente Nacional apuesta por un referéndum para salir del euro y rescatar el franco como moneda nacional, una divisa menos fuerte y que en su opinión mejoraría la competitividad de los productos galos en los mercados internacionales.

Los que más apuestan por el euro son los dos favoritos y el centrista François Bayrou, todos ellos partidarios de Europa y, en su día, de la Constitución Europea que fue rechazada en referéndum en 2005. Tampoco se opone a la moneda única la candidata ecologista Eva Joly Hollande, que encabeza los sondeos de la segunda vuelta, y preconiza renegociar el tratado europeo recientemente adoptado, con el objetivo de introducir más estímulos públicos al crecimiento, en contraposición al rigor por el que apuestan Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel.

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