Asuntos globales

Macron utilizará su europeísmo como trampolín electoral en Francia

Macron.

El próximo día 10 de abril, en primera vuelta, y el 24 en segunda, los franceses acudirán a las urnas para elegir al presidente de la República. Esta transcendental cita ha levantado un áspero vendaval de crispación en todo el país a la hora de decidir su futuro. La campaña electoral ha arrancado con candidatos con programas análogos y otros radicalmente encontrados. La dulce Francia de otros tiempos se ha convertido en un laberinto de descalificaciones e incluso insultos. El actual presidente se presenta para renovar mandato y para conseguirlo trata de vender optimismo en ese gran mercado de la esperanza que son siempre las campañas electorales. Todos lo hacen, ya que en las campañas la lucidez critica desaparece. Incluso algunos candidatos exhiben sin pudor los viejos estandartes del fascismo de la forma más descarnada y agresiva.

Francia como toda Europa vive tiempos oscuros y temerosos, asediada de forma implacable por la covid-19. Esa siniestra pandemia bíblica que desliza su silencioso y veneno por los músculos y las venas de todas las sociedades y países. En estas circunstancias hace falta una cierta osadía para predicar un optimismo esperanzado. El presidente Emmanuel Macron la tiene y la predica. Apoyará su discurso en construir la fortaleza europea, que Europa vuelva a ser una gran potencia política y económica, pero no solo eso, sino también impulsar la creación de una importante fuerza militar y tener voz propia en el concierto de las naciones. Actualmente vemos como el nuevo zar ruso Vladimir Putin la ignora y margina. No la escucha como interlocutor, incluso en asuntos que afectan directamente a Europa y menos a los EEUU y China. La semana pasada tuvieron lugar en Ginebra dos conversaciones importantes sobre el independencia de Ucrania como país soberano y libre. En Europa hay temor de que Rusia quiera invadirla y anexionarla. Putin quiere utilizarla como punto de lanza para recuperar la influencia perdida en el viejo continente tras la caída de la Unión Soviética. Macron ha advertido de ese juego y Washington no quiere contribuir a la humillación de sus socios europeos que se protegen en el paraguas de Washington a través de la OTAN. Para visibilizar la fidelidad a sus socios europeos, el presidente Joe Biden encargó a la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, que se reuniera con los embajadores de los veintisiete en el Comité de Política de Seguridad y Defensa del Consejo de la Unión Europea y les pusiera de forma minuciosa al corriente de todo lo que hablaban y trataban con Rusia. Bruselas y en concreto Macron exigen que los asuntos relacionados con la seguridad europea se negocien con los europeos. El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, ha manifestado de forma solemne: “Estamos absolutamente comprometidos con el principio de que nada sobre Ucrania sin Ucrania, tanto como lo estamos de que nada con Europa sin Europa.”

Macron y otros dirigentes europeos y en especial el socialdemócrata y nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz creen que las conversaciones de Ginebra fueron una estrategia rusa para ningunear a Europa. El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrel ha declarado que las citas de Ginebra eran sólo un primer paso para explorar las demandas rusas y ahora sabemos que sus demandas contravienen la seguridad de Europa. Macron al igual que varios dirigentes europeos son muy críticos con con el despliegue de 11.000 soldados alrededor de Ucrania el pasado noviembre.

Según fuentes de los negociadores en Ginebra, los norteamericanos consideran inaceptables las exigencias de Moscú relativas al despliegue de tropas en la frontera ucraniana y a la situación de guerra abierta en el Este, en el territorio de Mombass. El Kremlin reclama dos tratados que redefinan la seguridad del continente. Rusia reclama que la OTAN no alargue nuevas fronteras hacia el este y más concretamente que pueda integrar a Ucrania. Los rusos exigen también que la OTAN y Europa eviten actividades y maniobras militares en la proximidad de sus fronteras, en las geografías y países que considera sus propias áreas de influencia. En varias de sus alocuciones, Macron ha dejado claro que nunca aceptara esas pretensiones de Moscú. Putin ha deslizado con mucha frecuencia la idea de que la OTAN debe retornar a las fronteras que tenía 1997, lo que significaría negar la presencia de la Alianza en los países que se han integrado después de esa fecha. En las coordenadas del Pensamiento de Putin hay que ver muchos de sus movimientos fronterizos como la anexión de Crimea en 2004 y la desestabilización de Ucrania en Donbass y estos últimos tiempos el envío de tropas para apoyar la represión del presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokaiev. La represión fue brutal y se ha silenciado el número de muertos, el ministro del interior solo dio la cifra de 26 muertos entre los manifestantes y 18 entre las fuerzas del orden, los detenidos sumaron 3.000. Unas cifras que no se corresponden con la realidad según otras fuentes. Tokaiev pidió ayuda a Moscú para restablecer su orden constitucional ante la furia devastadora de unos exacerbados y violentos terroristas antisistema. El contingente de tropas y tanques los envío Moscú, apoyado por los países que le siguen fieles y forman la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una especie de mini OTAN puesta en marcha por Moscú y de la que forman parte: Rusia, Kazajistán, Kirguizistán, Armenia y Bielorrusia. Sobre estos países quiera levantar Putin, la gran potencia con la que sueña levantar el futuro imperio. Todo indica que este año 2022 seguirá marcado por la covid–19 y por ciertos nacionalismos, así como por los planteamientos feministas, las tesis racistas y los radicalismos religiosos. Estos temas van a agitar la campaña electoral francesa, ya lo están haciendo.

En los últimos tiempos Macron se ha revindicado feminista profundo, pero en la práctica ejerce el poder de manera muy masculina y todos sus más cercanos colaboradores son hombres. Aquí conviene recordar al poeta latino Horacio, que escribió: “ la teoría sin la practica es un carro sin eje”. Macron no lo va a tener fácil, más bien lo tendrá difícil ya que se verá obligado al apoyo de otros partidos o grupúsculos afines como el llamado Horizontes creado por su ex primer ministro Eduard Philippe. Las exigencias dependerán de los diputados que obtenga.

Conviene decir que según los sondeos, sus oponentes, son especialmente la socialista Ana Hidalgo, acual alcaldesa de París y la candidata de los Republicanos Valerie Pécresse.

El más pintoresco y radical de los candidatos es el polemista de ultraderecha Éric Zemmour, un curioso personaje de padres judíos argelinos que predica las fobias más extremas contra los extranjeros. Resulta llamativo que siendo judío defienda a Petain que tantos judíos envío a los campos de exterminio nazis.

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