El bloqueo de las refinerías de petróleo pone en peligro el suministro de combustible del país

Masivas protestas en Francia por el retraso de la jubilación

Francia vivió ayer una nueva jornada de protestas contra la reforma de las pensiones (el Gobierno de Sarkozy quiere elevar la edad de jubilación de los 60 a los 62 años), con 825.000 manifestantes según el Gobierno y tres millones según los sindicatos, en la novena protesta desde marzo pasado, mientras prosigue el bloqueo de las refinerías. Estas instalaciones centran el foco de atención del país, pendiente del efecto que el bloqueo tendrá en el suministro de combustible, mientras el Gobierno multiplica los llamamientos a la calma y asegura que no hay riesgo de penuria energética.
Las 12 centrales del país estuvieron cerradas en los últimos días, lo que provocó que la patronal del sector se viera obligada a hacer uso del producto almacenado. Los sindicalistas bloquearon el viernes algunos de estos depósitos, lo que provocó que más de un centenar de gasolineras se quedara sin suministro. La situación fue ayer más tranquila, cuando el acceso a los depósitos no fue bloqueado, pero el pánico generado en algunos consumidores que hicieron acopio del producto hizo que el combustible escaseara en dos centenares de estaciones.

Durante horas la tensión se centró en el aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle, el mayor del país, donde el oleoducto que alimenta las reservas de combustibles para los aviones estuvo parado y las reservas no permitían garantizar el suministro más de 48 horas. Sin embargo, el suministro se retomó durante la tarde. Según 'La Tribune', la Dirección General de Aviación Civil había pedido a las compañías que efectúan vuelos de larga distancia que vinieran a París con los depósitos lo más cargados posibles para asegurarse el retorno.


TRENES Y CAMIONES

El movimiento que ahora encabezan los trabajadores de las refinerías sigue secundado por los ferroviarios, que mantienen paros en los trenes, así como por los camioneros, que han iniciado movimientos de bloqueo de ciertas carreteras. También están parados los depósitos de gas natural y muchos de los puertos de mercancías del país.

En paralelo a esta situación, la jornada de protesta callejera pareció tomarse un respiro, cuatro días después de la última huelga general y tres antes de la siguiente, al menos si se toman las cifras del Gobierno, que consideró que hubo menos manifestantes que en las últimas concentraciones. La lluvia y el frío fueron las excusas esgrimidas por los sindicatos para explicar que la movilización no fuese a más, aunque las centrales aseguraron que hubo unos tres millones de personas en las calles, tantos como la última jornada de huelga. El Gobierno fue contundente al asegurar que la de ayer fue la movilización menos seguida desde septiembre pasado y según, sus datos, unas 825.000 de personas acudieron a las más de 200 concentraciones convocadas. Se trata de la primera buena noticia que recibe el Ejecutivo en relación con la reforma de las pensiones, después de que en las últimas semanas viera como nuevos sectores se sumaban al paro indefinido, entre ellos los estudiantes.

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