Curiosidades sobre Oporto para tener en cuenta antes de viajar a la ciudad lusa
Oporto es la segunda ciudad más importante de Portugal y se encuentra a poco más de dos horas en coche de Ourense. Es un destino ideal para visitar en época covid, ya que no hay restricciones para atravesar la frontera por tierra.
Sí es necesario un test negativo para entrar a bares y restaurantes, pero se puede adquirir por poco más de 3 euros en cualquier farmacia de la ciudad. La afluencia de turistas es muy alta en los meses de verano, por lo que septiembre es un momento ideal para disfrutar del encanto de la ciudad sin tantas aglomeraciones.
A continuación, algunas curiosidades sobre Oporto, para conocer antes de viajar a la ciudad lusa a tiro de piedra de Ourense:
1. Oporto, Patrimonio de la Humanidad
El casco antiguo de Oporto es Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. La ciudad lusa ha sido un enclave interesante desde el siglo I a.C. para culturas de todos los tiempos: celtas, romanos, germánicos, visigodos y musulmanes han dejado su rastro en la arquitectura de la urbe.
2. Portugal debe su nombre a la ciudad
Portugal debe su nombre a la ciudad lusa, cuyo topónimo latino era Portus Cale. Cale fue una pequeña aldea celta ubicada en la desembocadura del Duero.
Los romanos rebautizaron la localidad, al considerar la importancia de los puertos y del comercio marítimo en Oporto.
3. El cine portuense, primera referencia
En la actualidad, Santa Catarina es conocida por ser la calle comercial por excelencia de la ciudad. Sin embargo, fue escenario de la primera película del cine portugués, en 1896.
El cortometraje, en blanco y negro, dura apenas un minuto y fue dirigido por Aurélio da Paz dos Reis. Es un guiño al cine mudo francés de los hermanos Lumière (1894-1895) ya que se muestra una escena muy similar: Trabajadores saliendo de la fábrica Lumière.
En el caso del film luso, La Salida del Personal Operario de la Fábrica Confiança, los trabajadores salían del edificio que actualmente, pertenece a la firma italiana Benetton.
4. Influencia árabe en los azulejos
La explosión del azulejo portugués tiene lugar en 1498, cuando el monarca D. Manuel I visita Granada, el último estado musulmán en la península, y queda fascinado con la belleza de la Alhambra y las técnicas artísticas utilizadas.
Los azulejos más famosos de la ciudad son los de la estación de Sao Bento, pero para sorpresa de muchos visitantes, los que decoran la iglesia de San Ildefonso son del mismo autor, Jorge Colaço.
El artista, hijo de un diplomático portugués, nació en Tánger (Marruecos) y sus diseños se inspiran en las victorias lusas en el extranjero. Antes de especializarse en el la pintura de azulejos, fue caricaturista en París para Le Figaro.
5. Oporto fue española durante 60 años
Muchos visitantes relacionan las "Murallas Fernandinas" con la época en la que Oporto fue conquistada por la corona española, pero lo cierto es que su denominación deriva del reinado de Don Fernando I de Portugal, apodado el Hermoso pero nacido en Coímbra.
Si es cierto que en el año 1580 se produjo la Toma de Oporto durante la Guerra de Sucesión Portuguesa: la ciudad lusa terminaría perteneciendo a la corona española hasta 1640.
6. Gustave Eiffel, de Oporto a París
El puente de Don Luis I se asocia erróneamente con el nombre de Gustave Eiffel, pero en realidad, el gobierno portugués rechazó el proyecto inicial del arquitecto francés y aceptó el presentado por el que había sido su socio, el alemán Théophile Seyrig.
Años antes, en 1877 - diez años antes de la construcción de la Torre Eiffel- se inauguró el Puente de María Pía en el que sí participaron ambos arquitectos, cuando eran socios en la empresa Eiffel et Cie.
El de María Pía fue el primer puente en arco que conectó las dos orillas del Duero y ambos tienen un diseño muy similar.
7. Una ciudad referente en street art
En las calles de Oporto se pueden encontrar muchas paredes, elementos reciclados y mobiliario reconvertido en arte urbano. Las antiguas cajas de luz que se encuentran en desuso, suele ser el lienzo elegido por los artistas urbanos de la ciudad, pero los murales y grafitis inundan las calles de Oporto.
Según los vecinos de la ciudad, cada cierto tiempo los artistas cambian los las pinturas, como parte del proyecto Street Art Porto-Caixas EDP, organizado por la Cámara do Porto.
En cambio, hay algunos casos en que las obras son tan vistosas para los turistas que se quedan para siempre en su emplazamiento original.
8. ¿Qué es la Francesinha?
La Francesinha es un plato típico de la gastronomía portuense: un sandwich compuesto por un filete de ternera o cerdo, embutidos varios y recubierto de queso. La salsa que lo acompaña está hecha con cerveza y tomate.
La receta recuerda mucho a la croque-monsieur francesa: un sandwich famoso por estar cubierto de queso. La leyenda popular cuenta que fue el cocinero Daniel David Silva, que reinventó el plato a su regreso a Portugal, tras emigrar y explorar la gastronomía francesa durante los años 60.
9. Influencia anglosajona en Oporto
Las cabinas telefónicas son sólo uno de los múltiples vestigios que han quedado de la buena relación entre Portugal e Inglaterra. O mejor dicho, de los buenos acuerdos comerciales que han mantenido durante su historia.
La alianza anglo-portuguesa o luso-británica -a la que luego se unió todo el Reino Unido- es el acuerdo vigente más antiguo del mundo: fue establecida el 12 de junio de 1373.
10. La casa más estrecha de Portugal
Entre las iglesias de Carmelitas y El Carmen, hay una pequeña edificación que conecta ambos edificios. Se desconoce con exactitud el origen de la construcción, pero los vecinos de la zona comentan que se debe a una prohibición de la época, que no permitía construir dos iglesias juntas.
Aunque son de épocas distintas, la primera perteneció a la Orden de los Carmelitas Descalzas y su construcción data de principios del siglo XVII mientras que la segunda es bastante posterior, construida en granito y de estilo rococó, es un mito conocido por los vecinos y del que se sirven para hablar de la picardía de los portuenses.
11. Arte reivindicativa
El edificio en el que se ubica el Palacio de Justicia es del Estado Novo, es decir, fue construido durante la dictadura portuguesa. Se supone que pretende transmitir el poder del Estado y la fuerza de la Justicia, pero la estatua de 7 metros que hay frente a la edificación -obra del escultor Leopoldo de Almeida- parece indicar otra cosa. La figura representa a Themis, diosa de la justicia.
Normalmente, se representa con una venda en los ojos, con la balanza ladeada en una mano y la espada en la otra. La ausencia de la venda indica que la justicia no es ciega, sino que juzga en función del estatus. La espada al frente podría indicar el poder del estado totalitario y la balanza en reposo, el escaso valor de la justicia.
Según cuentan los historiadores del lugar, la estatua se construyó queriendo transmitir ese mensaje, para reivindicar la situación que estaba viviendo entonces Portugal y evitar las represalias.
