LA REVISTA

Escapada a Oporto o cómo ser turista a pocas horas de casa

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photo_camera Una imagen de la ciudad de Oporto.

Oporto es como la casa de un coleccionista que a lo largo del tiempo ha ido acumulando tesoros y rarezas. Resulta difícil descubrirlas en una sola estancia.

Oporto no es el destino de un viaje, sino de muchos. El turismo enológico encontrará en la orilla izquierda del Douro las bodegas de la primera denominación de origen del mundo, el vinho de Porto, un logro personal del marqués de Pombal que mandaba ahorcar a quien adulterase el que hoy es el vino licoroso más famoso del mundo.

Para los buscadores de rarezas arquitectónicas, Oporto es el paraíso de los diseños de los siglos XVII al XX: barroco, rococó, neogótico, neoclásico, modernismo, art nouveau, racionalismo... 
El Douro dibuja los lindes de Porto con su vecina Vila Nova de Gaia, margen izquierda cuyo desarrollo estuvo muy vinculado a las bodegas de los vinos de Porto. Los barcos ravelos, que otrora conectaban los viñedos río arriba con Gaia se han convertido en un atractivo turístico con el que se puede recorrer el tramo de los seis puentes, desde el Ponte do Freixo, el más lejano del mar, hasta la desembocadura en el Atlántico.

aliados_camara_municipal_de_porto_resultDe esos seis puentes, los más bellos son sendas joyas de la ingeniería del siglo XIX. El de D. Luís, de doble tablero, fue diseñado por Théophile Seyrig y es el más antiguo en servicio. Muy cerca se encuentra el de María Pia, construido por la empresa de Gustave Eiffel a quien se le atribuye, aunque también fue el ingeniero belga Seyrig quien más mérito tuvo en su diseño. Los viaductos, junto con el funicular dos Guindais y los carros eléctricos, con la silueta tradicional de los tranvías del primer tercio del siglo XX son los elementos más fotografiados por por su singularidad.

Con una población en torno a 1,7 millones de habitantes, el Gran Porto, es un área metropolitana que esconde en su interior una pequeña ciudad de poco más de 230.000 habitantes, que se puede recorrer a pie y dejar que cada rincón nos sorprenda, con la iglesia de los Carmelitas, la torre de los Clérigos, el edificio de la Bolsa, la avenida de Los Aliados, la monumental catedral, el teatro de San Joao o la estación de Sao Bento, en cuyo vestíbulo encontraremos magníficos murales de azulejo obra del  pintor Jorge Colaço. Monumentalidad de una gran urbe, pero al mismo tiempo acogedora y accesible. Quizás por eso está entre las ciudades del mundo mejor valoradas por los turistas. Y la tenemos a un paso,

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