El presidente de Sri Lanka declara la victoria contra los rebeldes tamiles

Varias motos supuestamente abandonadas por la guerrilla tamil.
El presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapakse, declaró la victoria militar contra los rebeldes tamiles tras 26 años de guerra civil, según informa la cadena británica BBC.
El Ejército ceilandés anunciaba que ha conquistado la totalidad de la costa del país tras tomar la última porción que se encontraba bajo el control de los rebeldes del Frente de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE), los Tigres tamiles, quienes ahora se encuentran sin ruta de escape al mar y están a la espera de la ofensiva militar definitiva sobre el reducido territorio de menos de un kilómetro cuadrado que todavía conservan.

El problema reside en que la zona está completamente abarrotada de campos de desplazados, unos 50.000 residentes de los poblados nororientales que no han tenido más remedio que ir moviéndose por toda la región nororiental conforme las tropas han ido conquistando las posiciones rebeldes.

La situación en la que se encuentran estas personas es crítica. No hay posibilidad de que puedan recibir ayuda humanitaria porque se encuentran en zona de combates y son empleadas como escudos humanos por los rebeldes tamiles o bien ignoradas por las autoridades ceilandesas, que han asumido sus muertes como daño colateral, desoyendo todas las peticiones de la comunidad internacional para buscar una salida negociada al conflicto, causante de una crisis humanitaria de proporciones 'inimaginables', según ONG.

UNA OFENSIVA HISTÓRICA

Esta última operación del Ejército puede calificarse como histórica. Es la primera vez desde el inicio de la guerra civil en 1983 que las fuerzas militares controlan la totalidad de la línea costera del país. Lo han conseguido, concretamente, tres divisiones que se han movido con rapidez de norte a sur, rodeando a los rebeldes y privándoles de su vía de escape.

'Hemos enlazado con la costa y las actividades marítimas de los Tigres han sido completamente anuladas', declaró el portavoz militar general de brigada Udaya Nanayakkara. Según el Ejército, cerca de 20.000 civiles han sido 'liberados' durante esta última ofensiva, que tiene como objetivo final la captura o muerte del fundador y líder de los Tigres, Vellupillai Prabhakaran, que según fuentes de inteligencia se encuentran en el territorio sitiado.

El Ejército de Sri Lanka espera que la situación esté solucionada en menos de 48 horas y que el resto de civiles tras los que se parapetan los rebeldes tamiles sea puesto en libertad.

Cruz Roja daba ayer la voz de alarma al calificar la situación de los civiles atrapados de 'catástrofe humanitaria inimaginable'. No tienen agua, ni comida ni acceso a cuidados médicos. 'Ninguna organización humanitaria puede ayudarles tal y como se encuentran ahora. La gente está abandonada a su suerte', lamentó el director de operaciones del CICR, Pierre Krahenbuhl.

'No he comido en semanas. Ni siquiera puedo pensar con claridad', declaraba una mujer de etnia tamil que consiguió escapar de los enfrentamientos. 'Decidle a quien sea que rescate a todos los niños, a todos los tamiles. Hay niños sin piernas, tirados por las calles. Después de verles, he perdido todo mi interés en seguir viviendo', dijo.

UNA NEGOCIACIÓN IMPROBABLE

A la espera de la llegada del jefe de Gabinete del Secretariado General de Naciones Unidas, Vijay Nambiar, la situación política en Sri Lanka favorece ampliamente al presidente Mahinda Rajapaksa.

Se espera que Nambiar realice un último esfuerzo para conseguir una salida negociada al conflicto, pero tras el éxito de la ofensiva militar, y la victoria electoral del Partido del Congreso en la vecina India, tradicional aliado de Rajapaksa, la posición del dirigente ceilandés está muy reforzada.

Nambiar viaja con una amenaza debajo del brazo: la congelación de los casi 2.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional tenía previsto enviar a Sri Lanka, a petición de Estados Unidos, si el Gobierno no opta por la vía del diálogo. El jefe de Gabinete de Ban Ki Moon podría ejercer esta opción, pero fuentes diplomáticas apuntan que algunos miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas creen que esta medida es 'un castigo innecesario'.

También parece poco probable que se llegue a emprender una investigación, a instancias de Reino Unido, sobre crímenes de genocidio y contra la Humanidad perpetrados por ambos bandos. Tanto China como Rusia, miembros permanentes del Consejo, han expresado en repetidas ocasiones su apoyo prácticamente incondicional a la causa del Gobierno ceilandés.

UNA ESCALADA DE VIOLENCIA

Si el Ejército termina conquistando el último reducto tamil, el largo conflicto que se ha cobrado la vida de más de 70.000 personas no habría terminado ni mucho menos. Precisamente hoy, los Tigres advertían de que una 'derrota' (en términos bélicos convencionales), sólo sería el comienzo de una fase 'más intensa' del conflicto.

'La intención de Colombo de terminar la guerra en dos días tras una matanza y un baño de sangre no puede resolver una guerra que ha durado décadas. Al contrario, terminará por incrementar la crisis hasta niveles nunca vistos', aseguraba el portavoz tamil S. Pathmanathan.

De hecho, los Tigres han comenzado a perpetrar atentados suicidas en la capital. Los Tigres han sido calificados por Estados Unidos, la Unión Europea, India y Canadá como organización terrorista.

Esta semana, los Tigres han vuelto a descartar la rendición y a rechazar liberar a los civiles que mantienen retenidos. Posiblemente estos civiles sean empleados para ocultar su huida durante el ataque definitivo del Ejército. A partir de ese momento, los Tamiles dejarán de ser una fuerza armada para reconvertirse en una guerrilla que contará con la financiación de la diáspora tamil en el extranjero.

Te puede interesar