Un seísmo de 7,2 grados de magnitud deja decenas de muertos en Filipinas

Al menos 90 personas murieron y cerca de 200 resultaron heridas en el terremoto de 7,2 grados de magnitud en la escala abierta de Ritcher que sacudió ayer la región de Visayas, en el centro de Filipinas, además de causar graves daños en las infraestructuras, monumentos y atracciones turísticas de la zona. El Ejército filipino se sumó desde el primer momento a las tareas de búsqueda y asistencia a los damnificados, alrededor de 442.000 familias, con dos helicópteros militares dedicados a las tareas de transportar heridos.
La energía liberada por el terremoto fue similar a la de la explosión de '32 bombas atómicas de Hiroshima', según el Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas,. Miles de ciudadanos en las zonas afectadas, debido a las réplicas, evitaron entrar en edificios y prefirieron permanecer en la calle, o huyeron hacia el interior ante el temor de que el poderoso temblor hubiese formado un tsunami, lo que no sucedió finalmente.

El seísmo originó deslizamientos de tierra y causó importantes daños en las infraestructuras de la zona, tanto en hospitales, como en carreteras, puentes, edificios oficiales y en varios monumentos.

Filipinas se asienta sobre el 'Anillo de Fuego del Pacífico', una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año. Pero el de ayer es, oficialmente, el seísmo más fuerte que se recuerda.

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