Introduce la figura del presidente y limita la capacidad de veto de los países miembros de la UE

La Unión Europea firma en Lisboa el Tratado con el que pretende superar su crisis interna

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Los líderes de la Unión Europea firmaron en Lisboa un Tratado que introduce la figura de un presidente de la UE y designa a un jefe de política exterior para los 27 países miembros con poderes mucho más amplios, y elimina la capacidad de veto de los países en muchos sectores.
Los líderes de los 27 países de la Unión Europea firmaron ayer el Tratado de Lisboa, sucesor del fracasado proyecto de Constitución, con el que pretenden agilizar el proceso de toma de decisiones tras la incorporación de doce nuevos miembros y afrontar con éxito la globalización. En un escenario histórico y majestuoso, en el claustro del Monasterio de los Jerónimos, después de los acordes del Himno a la Alegría, los jefes de Estado y de Gobierno europeos, acompañados por sus ministros de Asuntos Exteriores, rubricaron con un bolígrafo de plata el nuevo Tratado, el cuarto de que se dota la UE, y que introduce la figura de un presidente comunitario y limita la capacidad de veto individual de los socios.

La ceremonia tuvo la ausencia notable del primer ministro británico, Gordon Brown, que firmó el Tratado más tarde que el resto de mandatarios después de incorporarse al almuerzo ofrecido por la Presidencia portuguesa en el Museo de Carruajes de Lisboa. Inauguró las firmas del texto el primer ministro saliente belga, Guy Verhofstadt, a quien en su país no encuentran sustituto debido a las fuertes discrepancias entre flamencos y valones.

’Este Tratado responde al desafío de la mejoría de la eficacia en el proceso de decisión. El proyecto europeo se legitima por sus resultados, y sólo una Europa capaz de decidir será capaz de obtener resultados’, dijo el jefe del Gobierno portugués y presidente de turno de la UE, Jose Socrates, que valora el documento firmado como fundamental para el futuro de una UE más ’moderna, eficaz y democrática’.

En el mismo sentido se pronunció el presidente del Parla mento Europeo, Hans-Gert Pottering, que considera el nuevo Tratado el paso que la UE necesita para encarar con éxito el siglo XXI. Pero el Tratado deberá pasar ahora la prueba de fuego en la que naufragó la Constitución europea, que también fue firmada en octubre de 2004 en Roma y luego no logró sobrevivir al rechazo en los referendos celebrados en 2005 en Francia y Holanda, pese a haber sido ratificada por 18 países, entre ellos España que lo hizo por referéndum. El recuerdo de ese fracaso está presente a la hora de abordar el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, que se pretende que esté concluido a finales de 2008 para que pueda entrar en vigor en enero del año 2009.


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