La apertura de las casas rehabilitadas en la aldea monumental de Pazos de Arenteiro, en el municipio de Boborás, se encuentra con un nuevo obstáculo.
Cuando el Concello las adjudicó a la empresa Viñedos del Miño SL lo hizo como casas de turismo rural, una categoría que desde la Xunta ya han apuntado que no alcanzan por sus características. Las autoridades municipales afirman que la consideración del equivalente a pensión que les adjudica la Xunta, reduce en gran medida la categoría de la explotación hostelera, por cuyo motivo han iniciado el expediente para la solicitar la condición de excepcionalidad, según las recomendaciones de la propia Xunta.
Durante el pasado mes de marzo el Concello de Boborás había requerido por escrito a la empresa la puesta en funcionamiento de las cuatro casas (está abierta únicamente la rectoral adjudicada previamente por la Xunta), insistiendo en que ya habían transcurrido tres meses desde que se ejecutaron las últimas obras de adaptación a las recientes normativas.
El gerente de la empresa, Manuel Rodilla, había declarado que únicamente estaba a la espera de la calificación que Turismo otorgara a los alojamientos. A raíz de recibir posteriormente la calificación rebajada, la empresa Viñedos del Miño presentó la correspondiente alegación ante la institución local para que no le fuese rescindido el contrato, tal y como había amenazado el alcalde Cipriano Caamaño.
Ahora le corresponde al Concello la redacción de los correspondientes informes técnicos para avalar la solicitud de la excepcionalidad y así empezar a funcionar como casas de turismo rural.
La antigüedad de las características arquitectónicas de los inmuebles es el motivo por el que no se ajustan a las nuevas normas. No obstante, dado que su carácter monumental también impide intervenciones en su estructura, es por lo que la Xunta propone la petición de excepcionalidad, cuya tramitación ha iniciado el Concello.
La rehabilitación de los cuatro inmuebles corrió a cargo de una escuela taller y del propio Ayuntamiento con fondos europeos. Los cambios de leyes obligaron a la realización de importantes modificaciones, teniendo en cuenta que ya han transcurrido 17 años desde que se iniciaran las obras.
Durante el pasado mes de marzo el Concello de Boborás había requerido por escrito a la empresa la puesta en funcionamiento de las cuatro casas (está abierta únicamente la rectoral adjudicada previamente por la Xunta), insistiendo en que ya habían transcurrido tres meses desde que se ejecutaron las últimas obras de adaptación a las recientes normativas.
El gerente de la empresa, Manuel Rodilla, había declarado que únicamente estaba a la espera de la calificación que Turismo otorgara a los alojamientos. A raíz de recibir posteriormente la calificación rebajada, la empresa Viñedos del Miño presentó la correspondiente alegación ante la institución local para que no le fuese rescindido el contrato, tal y como había amenazado el alcalde Cipriano Caamaño.
Ahora le corresponde al Concello la redacción de los correspondientes informes técnicos para avalar la solicitud de la excepcionalidad y así empezar a funcionar como casas de turismo rural.
La antigüedad de las características arquitectónicas de los inmuebles es el motivo por el que no se ajustan a las nuevas normas. No obstante, dado que su carácter monumental también impide intervenciones en su estructura, es por lo que la Xunta propone la petición de excepcionalidad, cuya tramitación ha iniciado el Concello.
La rehabilitación de los cuatro inmuebles corrió a cargo de una escuela taller y del propio Ayuntamiento con fondos europeos. Los cambios de leyes obligaron a la realización de importantes modificaciones, teniendo en cuenta que ya han transcurrido 17 años desde que se iniciaran las obras.
