REPORTAJE

La red no los deja en paz

photo_camera Patricia Olevera sirviendo ayer un café en la terraza de su cafetería Central.

Los propietarios de la cafetería Central, que se vio envuelta en una campaña de desprestigio en internet, recuperan poco a poco la normalidad, aunque los mensajes han sido tantos, desde todo el mundo, que bloquearon su facebook. 

Iván Canosa y su mujer, Patricia Olevera, respiran tranquilos al comprobar que el ticket de su cafetería Central que circula por internet con el cargo de un euro por ocupar la terraza sin consumir, finalmente no ha causado ningún perjuicio a su negocio. No obstante, la pareja todavía no ha recuperado la normalidad, ya que continúan aguantando las bromas de los amigos y la curiosidad que han suscitado los comentarios negativos en la red, que atraen todavía a clientes que no son habituales para comprobar si realmente es cierto que en esa cafetería se cobra un euro por sentarse en la terraza.

La aclaración pública que hizo el hostelero ha sido decisiva para que las observaciones en la red hayan pasado de ser mayoritariamente perjudiciales para su negocio, a convertirse en muestras de apoyo de los amigos que tienen en distintas partes del mundo. Son tantas, comentaba Patricia Olevera, que "han bloqueado el facebook de la cafetería, a cuya cuenta no podemos acceder, y ahora todos los comentarios entran a la cuenta personal de Iván".

Algunas personas asiduas de esta céntrica cafetería consideran que la publicidad ha sido tan grande que incluso ha aumentado la clientela, algo en lo que no coinciden los hosteleros, que sólo quieren "que deje de circular por la red".

Ambos están convencidos que colgar el ticket fue una acción malintencionada "para hacernos daño", puntualizaba Canosa, quien añadía que desconoce quién ha sido, y que ya ha dejado de indagar su identidad, sobre la que siguen especulando sus clientes.

La pareja lo ha pasado mal, desde que el pasado viernes Iván Canosa gastó una broma a un amigo, que se había sentado en la terraza sin pedir consumición. El hostelero recogía en la factura el gasto de los acompañantes y añadía un euro por no consumir, aunque en el mismo ticket ya se descontaba a continuación. Sin embargo, alguien lo recogió y lo colgó en la red, en donde alcanzó una publicidad desmesurada y muy negativa. n
 

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