Un equipo de investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares trabaja en dos proyectos encargados por el Ministerio de Ciencia e Innovación sobre como adaptar la viticultura a los efectos del cambio climático basándose en las distintas variedades de la vid. Dirigidos por el profesor de Ecología, Ignacio Morales, han comenzado el trabajo de campo en O Ribeiro y durante la jornada de ayer mantuvieron contacto con otros investigadores de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia, con las bodegas Ramón do Casar, Celme y la Cooperativa San Roque, y ya por la tarde participaron en una reunión de trabajo en el Consello Regulador junto con el presidente Juan Manuel Casares.
Según apunta Ignacio Morales, en esta primera fase “iniciamos contactos para que los colaboradores nos proporcionen datos que serán analizados para generar predicciones del cambio climático en las distintas variedades de la vid”, añadiendo que “la información que obtengamos puede ser útil a los viticultores para que las decisiones que tomen en el trabajo se apoyen en conocimientos científicos”.
Las investigaciones se realizan en toda la Península Ibérica y en Canarias y se trata de los primeros proyectos que se desarrollan en España, ya que “en Francia ya se hizo pero aquí solamente hay datos muy disgregados”, matiza.
Hace aproximadamente año y medio que el equipo se puso en marcha, formado por aproximadamente 15 investigadores nacionales y también de otros países, contando además con numerosos colaboradores y la participación de distintas instituciones.
Tras el establecimiento de contactos y la recopilación de datos, una vez realizados los análisis, los resultados se pondrán a disposición de quien los quiera utilizar para paliar en lo posible los efectos del cambio climático.
“Estamos contentos con la respuesta, porque aquí están dispuestos a colaborar, tienen mucho interés”, explica el investigador principal. Los productores de esta Denominación de Origen Ribeiro también le transmitieron preocupación, indicando Ignacio Morales que “eses efectos van cambiando en función de cada sitio y no son los mismos en Galicia que en La Mancha o Andalucía, pero todos están observando cambios, y aquí hay preocupación por la cantidad de agua y por las infecciones de hongos, del mildiu sobre todo”. Calculan que en un año podrán acabar, siempre en función de la disponibilidad de los datos.
