Admite que mintió para exculpar a un amigo de abusos sexuales a un niño

El acusado aceptó seis meses de prisión y multa por falso testimonio

Ernesto Domínguez mintió en un juicio por abusos sexuales a tres niños que sentó en el banquillo en diciembre de 2013 a Julio Pérez. La Audiencia provincial, que condenó a este último a 17 años de prisión, se percató de ello y mandó deducir testimonio de la declaración de este testigo, para remitirla al juzgado de guardia e investigar si había cometido un delito de falso testimonio.

Pese a que los magistrados le advirtieron en el juicio que los testigos están obligados a decir la verdad (sólo a los acusados les está permitido mentir), Ernesto Domínguez se empeñó en darle coartada a su amigo, quien lo había invitado a una comida. En ese momento, dijo que ni el menor ni el agresor sexual, que celebraba una parrillada en su propia casa en junio de 2012, no se levantaron de la mesa.

Pero la Audiencia, por otras pruebas e indicios, llegó al convencimiento de que la versión de la víctima, que entonces sólo tenía siete años y había ido a su casa con su abuelo, era coherente. El niño aseguró que Julio Pérez le siguió hasta el baño y allí, tras bajarle los pantalones, le chupó el pene.

Declaración creíble

La Audiencia determinó que la declaración de la víctima fue creíble por su persistencia en el tiempo, avalada por las pruebas periciales aportadas por las psicólogas del Imelga.

De hecho, la sala condenó a Ernesto Pérez a 17 años de prisión: 13 años por un delito de agresión sexual y a otros cuatro por otro de abusos, ambos de carácter sexual y contra menores. En ese mismo fallo, se desestimaba una tercera denuncia por prescripción del delito.

Los hechos habían sido denunciados en el juzgado de Celanova en 2012 y ocurrieron en la casa del condenado durante el verano y en el tiempo de vacaciones de los menores cuyos padres eran familia o amigos del penado.

Ernesto Domínguez reconoció ayer que mintió y aceptó una pena de seis meses de prisión y multa de tres meses a tres euros. Según recoge la sentencia de conformidad, el inculpado, "con plena conciencia de faltar sustacialmente a la verdad, manifestó que nadie se levantó de la mesa, ni el menor ni el acusado de abusos".

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