Catedrático de Filosofía

Agapito Maestre: ‘El nacionalismo es un cáncer social’

Agapito Maestre.
¿Puede una sociedad vivir sin valores? Sobre esta interesante cuestión hablará mañana el profesor, filósofo y escritor Agapito Maestre, dentro del Foro La Región.
Agapito Maestre defiende la democracia en su estado más puro y sobre sus reflexiones centrará la charla del Foro La Región que se desarrollará mañana en el Centro Cultural de la Diputación. Escritor, colaborador habitual en el diario electrónico ‘Libertad Digital’ y profesor titular de Filosofía del Derecho, Moral y Política, este experto -no revela su procedencia ‘porque no tiene sentido, es una forma de nacionalismo’, dice- traerá a Ourense sus tesis sobre el deterioro de la sociedad actual. Ante el público ourensano expondrá una argumentada línea de carácter sociológico para, a continuación, explicar su diagnóstico y pronóstico de la situación.

¿Puede una sociedad vivir sin valores, tal y como reza el título de su conferencia?

Por supuesto. Puede hacerlo cuando la sociedad se reduce a mero gentío o populacho. Está claro que mucha gente se dedica a defender todo lo contrario que defiende la Constitución, como es el caso de otras lenguas por encima del castellano. Aunque una sociedad pueda vivir sin valores, no debe hacerlo, ya que una sociedad civil no debería ser así, deben primar los valores de igualdad y libertad por encima de todo.

¿Dónde nos conduce la falta de valores?

Al sectarismo. Es el caso de un gobierno que sólo lo es para la mitad de los españoles. Tenemos el ejemplo muy claro en que hay un presidente que fue capaz de pactar a espaldas de la sociedad una ley del aborto que convierte en derecho lo que siempre ha sido un delito.

¿Por qué se está quedando sin valores, a su juicio, la sociedad española?

Las causas son fundamental mente políticas, todo ha venido por ahí. La reducción progresiva del sistema democrático lo ha dejado simplificado en una mera partitocracia. La clase política tiene la mayor parte de culpa porque no ha sabido ejercer pedagogía política entre los ciudadanos y todo lo ha relegado al apartado estrictamente institucional.

¿Percibe la existencia de esa demanda política?

Sí que la hay. El ejemplo gallego que se me ocurre en este momento fue el liderado por Gloria Lago y ‘Galicia Bilingüe’. Se puso de manifiesto que la sociedad estaba en contra de que el gobierno de la Xunta no respetase en su momento al castellano en la educación y por ello pidió igualdad de derechos.

¿Cómo podrían los ciudadanos cambiar esta tendencia de pérdida de valores en la sociedad?

Con más y mejor democracia. Es la única fórmula y la clave de todo. Se debería transformar el sistema de partidos y, sobre todo, instaurar la democracia interna en las propias formaciones políticas.

De no poner remedio, ¿hacia dónde nos dirigimos?

Al fin de la democracia. Esto se ve si el Estado-Nación de España está siendo sustituido por 17 comunidades autónomas. De ese modo llegan las desigualdades, algo que no concuerda con el principio democrático de la igualdad, pilar básico en toda sociedad moderna.

¿Dónde cabe entonces el nacionalismo? ¿Es para usted el enemigo a evitar?

El nacionalismo es el cáncer de la democracia. Frente a todo tipo de sectarismo, el nacionalismo se convierte en el tabú del incesto con la tierra. En un sistema partidista, el nacionalismo acaba imponiendo sus criterios aunque no sea la fuerza mayoritaria, algo que se ha visto en Galicia, por ejemplo. Además, el socialismo también se ha apartado de sus valores y se ha vuelto nacionalista en cierta medida. A todo esto nos ha llevado la clase política.


Te puede interesar