El fiscal pide seis años y medio de cárcel para los cuatro acusados de vender cocaína en un bar

Alega cooperación con la Policía para evitar la pena de prisión

Manuel López González contesta a las preguntas del teniente fiscal de la Audiencia, Carlos Valenzuela.  (Foto: XESÚS FARIÑAS )
El fiscal no se movió un ápice de sus pretensiones iniciales y elevó a definitivas las peticiones de condena -seis años y medio de cárcel y multa de 8.000 euros- para cada uno de los cuatro acusados de traficar con cocaína en torno al bar Cafetal, en la avenida de Portugal de la ciudad, en el año 2009.
Sólo uno de ellos reconoció los hechos, aunque con matices: José Manuel López González sostiene que envasaba la droga para que fueran sus compañeros de banquillo quienes la vendieran a clientes del establecimiento hostelero. Y a modo de contraprestación obtenía cinco gramos gratis a la semana para sostener su grave adicción a la cocaína y que se había iniciado 10 años antes. Incriminación que niegan los otros tres encausados, la dueña del bar, Pilar Silva, la camarera Belén Rodríguez y su pareja, Manuel Mosquera. A estos últimos no se les ocupó droga.

La defensa de José Manuel López reconoce que merece ser condenado por formar parte del engranaje dedicado a la venta de cocaína, pero difiere con mucho de las pretensiones de la acusación pública. De hecho, plantea tantas atenuantes y eximentes que la pena que considera ajustada para él por tráfico de drogas que causan grave daño a la salud no sobrepasa el año de cárcel, incluyendo una multa de 2.000 euros.

En su alegato final invocó 'la colaboración extraordinaria con la justicia', esto es, la atenuante de confesión. 'La cooperación extraordinaria activa y decisiva del acusado para el descubrimiento, detención y enjuiciamiento de los partícipes se produjo cuando aún no existían diligencias policiales concretas, abandonando el acusado desde su detención cualquier participación en los hechos', sostuvo el abogado, quien resaltó que facilitó a la Policía los número de teléfono de sus compañeros de causa.

También adujo su grave adicción a la cocaína para aminorar la pena, 'lo que le ha causado graves en su personalidad con problemas psíquicos, cuadros de agresividad y ansiosos depresivos'.

Ya por último no pasó por alto los cuatro años que lleva esta causa en activo para plantear la atenuante de dilaciones indebidas'. Las diligencias previas se abrieron en 2009 tardando casi cuatro años en llegar a juicio sin que el 'asunto fuera complejo'.

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