Majestic: un bar transitado pero vacío

El interior del nuevo establecimiento vacío, igual que las mesas de fuera.
photo_camera El interior del nuevo establecimiento vacío, igual que las mesas de fuera.
Miguel y su familia acaban de abrir un negocio en la plaza Pedro Monteagudo pero, pese al empeño, las tapas y las ofertas, su terraza permanece vacía día tras día. Mientras, para adquirir mesa en el bar de enfrente, hay quien hasta se ha sentado en un banco a esperar.

Dos emigrantes rumanos abrieron un bar -el Majestic- hace dos semanas en la plaza Pedro Monteagudo y, desde entonces, pese a la promoción en redes sociales  y las distintas ofertas que han ido ofreciendo, ningún cliente ajeno a sus amigos o conocidos se ha sentado en su terraza. El bar comparte espacio  con otro establecimiento que cada mañana y cada tarde hace pleno.  Su posición privilegiada en una zona peatonal y la cercanía al CEIP O Couto le brinda un gran flujo de clientes, que ellos achacan a “los años en esta plaza”. Sin embargo, los del local de  enfrente permanecen vacíos y tanto su dueño como el mediador rumano Puiu Costache, creen que podría ser “una cuestión de prejuicios por ser rumanos”.

La familia de Miguel, el dueño del nuevo local,  se trasladó hace años a España: “Yo vine hace poco, estuve juntando dinero en Rumanía porque esta me pareció la mejor forma de asegurar un plato de comida  sobre la mesa”, explica. Así, gestionó el alquiler para los futuros cinco años y gastó 10.000 euros en reformas, pero lamenta que “si esta situación se mantiene voy a tener que cerrar pronto, esto es insostenible”. Pese a que barajaron otras opciones para alquilar, “escogimos este sitio  porque la plaza tiene mucho ambiente, aunque no nos beneficiase nada todavía”, lamenta.

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Pese a que las terrazas de ambos bares están situadas a escasos metros,  “la gente ha llegado a esperar en los bancos públicos a que se liberase un sitio mientras nuestras mesas permanecían vacías al mismo tiempo”, explica el propietario de Magestic. “Nosotros también damos tapa y durante dos horas al día tenemos las cañas a un euro, sin embargo, ningún vecino ha venido a probar nuestro bar desde que abrimos”, recalca. 

Una mediación

Puiu Costache es mediador rumano y en muchas ocasiones ejerce para ayudar a su comunidad en Ourense. En este caso señala que se acercará a Pedro Monteagudo a hablar con los dueños del bar de enfrente porque, en sus palabras, “están haciendo una caza de brujas”. Costache afirma que “nadie quiere ir allí solo por la fama que tienen los rumanos de drogas, prostitución y quedarse sin carteras”.  

El mediador señala que “en el nuevo bar están buscando camareros y cocinero o cocinera -para contratarlos de forma legal- pero nadie quiere ir allí” y lamenta que pueda ser por la procedencia de sus propietarios. También indica que “la policía va tres o cuatro veces  al día al establecimiento aunque esté vacío, no sabemos quién llama”.

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Por otra parte, otros negocios de la zona no creen que se pueda denominar racismo a lo que ocurre en la plaza, “parece una cuestión de clientela fiel”, aunque también mencionan que “son extranjeros y es posible que la gente no confíe en ellos”. 

Miguel, el propietario, manifiesta que “nosotros no nos metemos con nadie, pero es cierto que la gente tiene miedo. No puede ser que todos los rumanos tengamos la misma fama”.

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