Los amigos de lo ajeno irrumpieron en el café Plaza ubicado en Pereiro de Aguiar tres veces en diez meses, cuatro desde 2010. Su propietaria busca, sin éxito, razones para entender por qué su negocio se convirtió en el blanco perfecto

El blanco perfecto del ladrón

Francisco Javier Lorenzo, uno de los dueños, muestra la puerta que tuvieron que reparar. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Los motivos por los que los ladrones eligen robar un negocio y no otro se antojan difíciles de entender. Al menos, así lo cree Pilar Nespereira, la propietaria del café Plaza ubicado en la localidad de Pereiro, un establecimiento que, 'a pesar de non estar escondido nin aillado', según reconoce, fue asaltado por los amigos de lo ajeno tres veces en diez meses (cuatro desde 2010).
A pesar de que intenta buscar una explicación razonable para interpretar el sino acaecido sobre el negocio, no la encuentra, por lo que pensó, incluso, tal y como confiesa, en ponerlo en venta. 'Non podes estar traballando só para pagar impostos e para facer fronte a todas estas fechorías', arguye. Este razonamiento está más presente en su cabeza desde que los ladrones accediesen al café el miércoles pasado, de madrugada. Aunque sólo consiguieron llevarse 150 euros en metálico en esta última ocasión, el disgusto que sufrió fue similar al de las otras veces. 'A alarma empezou a sonar cerca das seis menos vinte da mañá', indica. Esa fue la señal inequívoca de que algo no iba bien. Cuando reaccionó ante el incidente (vive justo enfrente del negocio), los asaltantes ya habían escapado.

Lo hicieron tras apoderarse de un escaso botín en su interior, pero después de causar cuantiosos daños en una puerta de acceso al local, que superaron con creces el valor de lo sustraído.

Pilar Nespereira, que reclama más vigilancia policial en la zona para atajar la actividad ilícita de los ladrones, así como 'castigos ejemplares' para ellos, recuerda con precisión milimétrica los asaltos que sufrió su negocio. 'A terceira vez fixéronse con 1.300 euros da tragaperras' y, la anterior, no pudieron llevarse botín alguno. Por contra, en la primera sustracción los amigos de lo ajeno se apropiaron de alrededor de 200 euros de una porra de fórmula uno.

La propietaria del café, que pasa ahora noches en vilo ante el temor de que su bar sufra un nuevo robo, asegura que puso todos estos episodios en conocimiento de la autoridad policial. A la espera de que se halle a los culpables, asegura que, en su momento, prefiere no saber quiénes son, 'por se os coñezo'.

Hasta que eso suceda, tal y como sostiene, 'levántome moitas veces para mirar pola fiestra e comprobar que todo está en orde' porque tiene un presentimiento. 'Van a volver', vaticina, y concluye que 'doe na alma' ver cómo atacan un negocio que 'costou moito poñer en funcionamento'.

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