La práctica del botellón es una constante en todos los puntos de la geografía española y Ourense no es una excepción, sobre todo con la llegada del buen tiempo. Hasta tres plazas y parques de la capital de As Burgas, además de una veintena de calles, sufren en las noches de fin de semana la presencia de decenas de jóvenes que se reúnen para beber. Entre las razones de esta práctica los jóvenes se defienden alegando el alto precio de las copas en los locales y la mala calidad de la bebida, al servir alcohol adulterado a precio de buenas marcas.
A pesar de las buenas intenciones iniciales, la ingesta de alcohol hace que muchos pierdan el control de sus actos y apacigüen sus nervios contra los diversos elementos del mobiliario urbano. Es lo que ocurre en la Alameda do Concello, donde se produce el encuentro de mayor asiduidad, siempre de jueves a domingo. Es esta área la que genera más conflicto por estar en el centro y próxima a calles residenciales, pero todas ellas obligan a gastar una media de 1.100 euros cada semana por desperfectos.
Los vecinos de la zona se quejan del ruido a altas horas de la madrugada y también de los regalos desagradables que dejan los allí reunidos, como vómitos o incluso excrementos. 'El olor por la mañana es insoportable', declara Carmen Rodríguez, una de las vecinas afectadas. Del mismo modo, las molestias vienen porque la Policía no interviene ante esta situación, ya que sólo en caso de aglomeración de personas o conflictos actúa.
Los vecinos no son los únicos que se quejan, pues los comerciantes del mercado tuvieron que presenciar una fuerte pelea en la madrugada del fin de semana pasado, cuando iniciaban su tarea. Con esta actitud 'se está agrediendo a las personas que allí trabajan', asegura Emilio González, presidente de la Plaza. Después de las campañas para potenciar los productos del rianxo, se queja porque 'se está jugando con el trabajo de la gente' y están valorando la opción de pedir al Concello el acordonamiento de la zona.
El botellón genera una media de seis toneladas de residuos los fines de semana. Esta basura queda acumulada en los espacios públicos y los grupos de limpieza han de recogerla a primera hora de la mañana.
Los vecinos de la zona se quejan del ruido a altas horas de la madrugada y también de los regalos desagradables que dejan los allí reunidos, como vómitos o incluso excrementos. 'El olor por la mañana es insoportable', declara Carmen Rodríguez, una de las vecinas afectadas. Del mismo modo, las molestias vienen porque la Policía no interviene ante esta situación, ya que sólo en caso de aglomeración de personas o conflictos actúa.
Los vecinos no son los únicos que se quejan, pues los comerciantes del mercado tuvieron que presenciar una fuerte pelea en la madrugada del fin de semana pasado, cuando iniciaban su tarea. Con esta actitud 'se está agrediendo a las personas que allí trabajan', asegura Emilio González, presidente de la Plaza. Después de las campañas para potenciar los productos del rianxo, se queja porque 'se está jugando con el trabajo de la gente' y están valorando la opción de pedir al Concello el acordonamiento de la zona.
El botellón genera una media de seis toneladas de residuos los fines de semana. Esta basura queda acumulada en los espacios públicos y los grupos de limpieza han de recogerla a primera hora de la mañana.
