cambio climático

El calentamiento amenaza energía, monte, sistema agrario y el paisaje

Ourense fue una del medio centenar de ciudades españolas que secundó ayer por la tarde el "apagón" planetario. Durante sesenta minutos, de 20,30 a 21,30 horas, los principales edificios y monumentos ourensanos, como la propia Casa Consistorial (en la imagen) quedaron a oscuras, en el marco de la Hora del Planeta. Esta iniciativa, liderada por WWF, es uno de los mayores movimientos a nivel mundial contra el cambio climático.
photo_camera Ourense fue una del medio centenar de ciudades españolas que secundó este sábado por la tarde el "apagón" planetario (MARTIÑO PINAL).

Los organismo alertan de un cambio climático que encamina a Ourense a tener tan solo dos estaciones: verano e invierno intensos

Un desafío mayúsculo que precisa de medidas que ayuden a hacerle frente. La provincia de Ourense encara unos años clave para acometer la adaptación necesaria que permita encarar un cambio climático que transita más acelerado que en otros puntos de la geografía española. No solo los cultivos autóctonos o el sistema agropecuario se verán afectados, sino que la reconversión económica y la posible merma de recursos invitan a pensar en una sosegada reflexión.

Los estudios de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indican que en tan solo 40 años los días de verano han crecido más de un mes y media, hasta llegar a las 81 jornadas. Con esta progresión, de cara a 2050, más de un tercio del año será "verano". 

"Camiñamos cara un clima de extremos, no que haberá practicamente dúas estacións, un inverno con temperaturas mínimas extremas e un verán con calor extremo", apunta Juan Antonio Añel, doctor en Física , profesor del Campus e investigador sobre cambio climático.


Producción energética


La producción energética, en la que Ourense es líder en el ámbito hidráulico, está amenazada. La provincia produce el 70% de la electricidad gallega en sus presas, y vive bajo una amenaza dramática: el Observatorio de Sostenibilidad apunta a que las lluvias acumuladas en la provincia, que se mueven actualmente en una media anual de 1.200 litros por metro cuadrado, caerán prácticamente a la mitad,a 516 l/m2 en 2050 

El coste de adaptarse a lo que se viene encima será alto. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) sitúa en "más del 95%" la probabilidad de que la influencia humana sea la causa fundamental del calentamiento global, por lo cual, en los próximos años las restricciones seguirán siendo una constante. 


Movilidad


Una de ellas, la de la movilidad. En cinco años, más de la mitad de los vehículos ourensanos –con uno de los parques móviles más anticuados de España– no podrá acceder al centro de la ciudad, para cumplir las exigencias sobre movilidad a nivel europeo, lo que obligará a un desembolso millonario para hacer  El pacto de alcaldes en el que están ya 18 concellos ourensanos, espera reducir para el año 2030 un 27% el consumo energético y un 40% las emisiones de CO2 a la atmósfera, además de incrementar el uso de energías renovables en un 27%.


Grandes incendios


Las causas a afrontar son variadas. En primer lugar, los grandes incendios, aquellos denominados de sexta generación, que amenazan con convertir la masa forestal ourensana en una auténtica sartén. Un informe recientemente publicado por el Eixo Atlántico, recoge que "la zona con inviernos húmedos y templados como aquella en el que el cambio climático está generando un mayor caldo de cultivo de estos futuros incendios devastadores y letales, al contrario de lo que cabría esperar, y es que se produjesen en el Mediterráneo". 

Los expertos señalan que poco a poco "necesitamos condiciones menos adversas para tener estos grandes incendios", debido a un cambio climático está acelerando todo y conviene, insisten, cambiar las formas de actuar contra el fuego, lo que obliga a cambiar el modelo de prevención y extinción. Esto implica una "política de emergencias", con planes de autoprotección de viviendas y núcleos del rural. 


Especialización agrícola


Por otra parte, según los investigadores Manuel Ángel Pazos Lamoso, Xosé Manuel Palmeiro y Diego Conde, se espera en los próximos años una especialización agrícola en el rural, por zonas.  La denominada "agricultura de precisión" encajaría en zonas de interior, donde podría haber "una alta especialización agraria, un continuo aumento de la superficie media por explotación, una mayor mecanización y tecnificación de las labores agropecuarias". Mientras, en la alta montaña, el rural más abandonado, se espera un a agricultura de "alto valor natural". Los retos serán constantes con la falta de agua, el aumento de inversión en las carreteras, que el aumento de temperaturas va a provocar, y el deterioro que podría provocar en el turismo un clima de "extremismos". 


Xerificación y agua


La previsión realizada por el Observatorio de Sostenibilidad sitúa en el horizonte 2050 un panorama en Ourense como la ciudad gallega en la que más aumentarán las temperaturas, con hasta 2,2 grados más. El proceso de "xerificación" será tan drástico, según ese organismo, "que su vegetación y agricultura se pueden terminar pareciendo más al sudeste peninsular que a la imagen histórica de bosques mixtos caducifolios y prados". 


El sector del transporte, otro de los que sufrirá: las infraestructuras durarán menos tiempo


El sector del transporte también será otro de los que prevé importantes cambios, y una de las amenazas que se espera es la del mantenimiento de las carreteras, ya de por sí costosa habitualmente en Ourense, con una amplia red viaria. "Con el  cambio climático, las infraestructuras van a durar menos y será  necesaria una mayor inversión o crear nuevas instalaciones para poder  captar recursos, por ejemplo, nuevas presas", explica el profesor del Campus Alberto Vaquero. 

El sector servicios también se verá afectado por un modelo predictivo que invita a pensar en Ourense como un clima más cercano al de Almería que al de Asturias o el País Vasco. "Es evidente que el turismo se va a ver claramente afectado, ya que si las condiciones climáticas  

empeoran, esto implicará una rémora para la actividad. Además, hay que  señalar un empeoramiento de las condiciones de vida, ya que el cambio  climático supone casos extremos", añade Vaquero.

Decir que el "tiempo está loco" parece ser algo mucho más serio  que una simple conversación de ascensor a la que muchos están acostumbrados. "Ourense tiene un micro clima especial y se encuentra a poca altura, rodeado de zonas de mayor altura, lo que provoca una especie de "depresión térmica" en verano. Mientras que en invierno abundan las bajas temperaturas y las nieblas.  En este tipo de situaciones extremas, pequeños cambios de temperatura afectan en gran manera", concluye.  


Opiniones de expertos


Alberto Vaquero: “La generación de energía, por la falta de agua, será un problema"

El cambio climático tendrá importantes influencias en la economía ourensana. "Sin duda, el sector más afectado es el primario, puesto que la  producción agrícola y ganadera se van a ver claramente afectadas.  Hasta no hace pocas décadas la separación de las estaciones era evidente. Hoy ya no, lo que altera los periodos de  plantación y de recogida", apunta el profesor de Economía Alberto Vaquero. 

Unido a esto está el problema del agua, que condiciona no solo la productividad de la tierra, sino el más que probable cambio de la producción de regadío a otra más de secano. Con la elevación de las temperaturas, tenemos un gravísimo problema en el sector agrario. Al ganadero le sucede lo mismo, sobre todo si tenemos en cuenta la  producción de piensos y forrajes para los animales", explica Vaquero. 

A esto añade los cambios del sector secundario, sobre todo en generación de energía, y más en un contexto en el que Ourense produce el 70% de la hidráulica de Galicia. "Pensemos en un contexto de falta de agua y de escasas precipitaciones. Y no solo eso sino también de la  generación vía aerogeneradores si sube la temperatura y falta viento.  O en el caso contrario, cuando las precipitaciones se intensifican,  con mayor carga de agua, con tormentas más duraderas y más fuertes". 

Nemesio Pereira: “El cambio será fuerte en la costa, y ser provincia de paso debe aprovecharse"

El turismo ha de aprovechar los cambios que  se avecinan. Ourense no tinen playa, pero tienen otra serie de potencialidades a aprovechar. La climatología extrema influirá tanto para bien como para mal. El calentamiento, que experimentará con fuerza las Rías Baixas, generará oportunidades, para lo cual Nemesio Pereira cree que ha de aprovechar sobre el todo el ser una provincia de paso. "Como provincia de interior, el efecto del cambio climático se notará menos que en las provincias costeras. Aún así podemos aprovechar el ser provincia de paso, potenciando, tanto los parajes naturales, como el patrimonio artístico que tenemos, profesionalizando las visitas, mediante guías, y servicios que hagan cómodas las visitas, e intentar que se queden un día más, con una red de pequeños hoteles por la provincia, que sean capaces de conseguir que aumenten la estancia en nuestra provincia".

 En cuanto a la capital ourensana, cree que hay orientarla a "actividades de ocio dirigidas a los más pequeños, reacios al turismo cultural, como ayuda a aumentar las estancias". Y una promoción que  busque "turismo nacional y del norte de Portugal, por lo que debe dirigirse a la clase media, en los soportes, no de masas, sino más específicos de esa clase media". 

Juan Antonio Añel: “Hai que facer xa o plan da seca, a posible falta de auga é preocupante"

Hay muchos deberes pendientes para plantar cara a un cambio climático del que prácticamente ya nadie duda. Los datos están sobre la mesa y hay que prepararse para ello. Así lo dice Juan Antonio Añel, investigador de cambio climático y profesor en el Campus. "Hai que ter un plan de seca, como xa pide a Confederación Hidrográfica", señala como una de las prioridades a poner sobre la mesa. "Preocúpame moito a falta de auga á que nos podemos enfrontar, é un recurso moi importante e, ao contrario que o sur de España, aquí non estamos acostumados a ter pouca". 

En ese sentido, cree que hay que incidir en la "sensibilización" de la población, y una de las medidas que propone es una modificación en la información que se suministra sobre recursos hídricos. "Sería unha boa idea que a Confederación dea un indicador de cantos días quedan de auga, e non só as porcentaxe de canta ocupación teñen os embales. Algo así como 'se non chove, quedan 80 días de auga". En ese sentido, apunta que en Sudáfrica estuvieron a punto de llegar al denominado día cero, como se denomina cuando ya no hay agua para todos. Para hacerle frente llegaron a hacer una limitación de 87 litros por día y persona. 

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