El volumen de tráfico que registra impide incluso conciliar el sueño

La calle Progreso es la más ruidosa de la ciudad

Coches circulando por la calle Progreso. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
El tráfico que soporta la calle Progreso la convierte en la más ruidosa de la ciudad.
Es la principal arteria del casco urbano y los vecinos e industriales con negocios en ambas márgenes son conscientes de ello y coinciden en que por las noches les resulta difícil conciliar el sueño. Es más, alguno de ellos ya tuvo que insonorizar la habitación, caso de José Alvarez, que reside a la altura del cruce con la calle Concordia. Otros realizaron reformas en sus viviendas con el objetivo de construir las habitaciones en la parte posterior. 'Las habitaciones que dan directamente a la calle Progreso las utilizamos para instalar a los invitados y todos se me quejan del ruido', apuntó María Dolores Reverter.

Pero los vecinos ya se muestran resignados y no encuentran soluciones para evitar los ruidos, sobre todo de noche. 'Hay que soportarlo, no hay otra solución, porque no se pueden aislar todas las viviendas', afirma otra vecina, Rosa Rodríguez

Según los datos que maneja el Concello, a la lista de la calle Progreso hay que sumarle las avenidas de Portugal y Zamora, además de la calle Pena Trevinca y Nosa Señora da Sainza.

Pero no son las únicas, el concello también detectó un elevado número de ruidos, sobre todo de noche, en la calle Valle Inclán, parques de As Mercedes y San Lázaro y zona de los vinos, aunque en este caso no es por el tráfico rodado, es más bien por el ocio y los altercados que se generan a la salida de discotecas y bares de copas. En este caso, los vecinos sí se quejan formalmente y ya presentaron varios escritos solicitando medidas en el Concello, que está elaborando un mapa de ruidos para tomar medias, comenzando por aquellas zonas que están saturadas.

El documento tendrá que estar listo durante el próximo año y determinará los niveles sonoros adecuados para cada zona, lo que conllevará cambios en la circulación rodada y en la concesión de licencias municipales para locales e industrias que pueden generar ruido, caso de bares, discotecas o salas de juego.

La ciudad carece en la actualidad de sonómetros en las diferentes calles, aunque el Concello sí los utiliza para medir la contaminación acústica en los locales comerciales.

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