Alberto Gabarri Jiménez, uno de los seis condenados por los graves delitos ocurridos en enero de 2018 en la vivienda del clan de los Madriles, en la calle Dalia de la ciudad, no se librará de la cárcel, en donde ya está ingresado, por gracia del Consejo de Ministros. El pasado día 27 acordó denegarle el indulto en relación a los hechos ocurridos en la llamada “casa de los horrores”, en donde su hermano Javier retuvo y violó a una joven durante 19 días, tiempo en el que, con la pasividad de la familia, la sometió a múltiples vejaciones y humillaciones. Por ahora, solo Javier y Alberto están en prisión. El primero, provisional, pendiente del recurso ante el Supremo, pero desde que fue detenido nunca más estuvo en libertad. La Audiencia de Ourense le impuso 20 años de prisión por los delitos de detención ilegal, agresión sexual continuada y contra la integridad moral. El TSXG le añadió tres meses más por lesionar a la víctima.
Alberto, sin la opción del indulto, debe cumplir la sentencia de dos años y medio de cárcel por cómplice. Es el hermano de Javier que mejor parado salió ya que tanto los otros dos, Ángel y José Luis, y los padres, Ana Jiménez y Luis Manuel Gabarri, sumaron cinco años de prisión como cooperadores necesarios de la detención ilegal. Las labores de vigilancia y control sobre la víctima, el acompañamiento en todo momento cuando salía de casa y la actuación que impidió su localización por agentes de la Policía Nacional supusieron comportamientos que van más allá de la mera y episódica colaboración que sí pudiera enmarcarse en la complicidad. Alberto fue considerado cómplice porque no estuvo viviendo en la casa durante todo el tiempo que duró el cautiverio.
La familia fue sentenciada con cárcel porque contribuyó a que Javier Gabarri pudiera agredir a la joven, retenida contra su voluntad en la casa hasta que Ana Jiménez, tras un acuerdo con la policía, la entregó en la comisaría.
