'¿Por qué los profesionales no comunicamos mejor?' Esa es la pregunta a la que responderá Manuel Campo Vidal en el Foro La Región, hoy a las 20,15 horas en el Centro Cultural de la Diputación.
¿Cuáles son los principales errores que se cometen en la comunicación?
Hay un problema de base. En España a la comunicación no se le ha concedido la importancia que tiene, ni socialmente ni en el sistema educativo, mientras otros países sí lo hacen, como el mundo anglosajón, los franceses o los italianos, a su manera. El resultado final es que, en igualdad de condiciones en cuanto a profesionales, tenemos un déficit en comunicación que nos hace perder oportunidades.
¿Qué características de esos modelos deberían aprovecharse en España?
Todos son distintos en realidad. Los italianos, al igual que los argentinos, salen de niños a la pizarra, tienen exámenes orales que les hacen perder el miedo escénico. Pero no todo es vencer este miedo, también hay que estructurar el discurso y los franceses lo hacen mejor que nadie. Por su parte, los alemanes y, sobre todo, los británicos y americanos hacen una mezcla de todas estas cosas. En un momento en el que decimos que hay que internacionalizar la economía, vamos flojos en idiomas, en comunicación y en instinto emprendedor. Con estas tres carencias tenemos menos oportunidades.
¿Es adecuada la formación universitaria de los periodistas?
Necesita una revisión muy profunda, merece que no se enseñe en tantos sitios, exactamente 52 en España, una exigencia mayor y la búsqueda de la excelencia.
Pero, por la crisis, no siempre se valora esa excelencia.
Todos estamos pagando la factura de que en todas las empresas no haya una valoración estimulante. Pero, en nuestra propia responsabilidad profesional está formarse, aunque no se reconozca en la nómina. Y también debe hacerse por uno mismo.
Hay una dictadura de las agendas institucionales que hace que todo venga muy marcado y desaparezca mucho el periodismo de investigación y de lo que uno es capaz de crear viendo lo que ocurre en la sociedad. Sin embargo, eso es algo que hay que combatir. Aquellos medios que tienen credibilidad son los que sobreviven. Siempre digo a mis alumnos, o en cualquier intervención, que es importante no faltar a clase el día que se explica la necesidad de una segunda y una tercera fuente para comprobar qué es lo que tenemos, porque parece que ese día faltó media profesión.
¿De qué persona destacaría sus dotes comunicativas?
A día de hoy, destacaría al príncipe Felipe, veo que cuida los asuntos relacionados con la comunicación con un gran esmero.
Hay un problema de base. En España a la comunicación no se le ha concedido la importancia que tiene, ni socialmente ni en el sistema educativo, mientras otros países sí lo hacen, como el mundo anglosajón, los franceses o los italianos, a su manera. El resultado final es que, en igualdad de condiciones en cuanto a profesionales, tenemos un déficit en comunicación que nos hace perder oportunidades.
¿Qué características de esos modelos deberían aprovecharse en España?
Todos son distintos en realidad. Los italianos, al igual que los argentinos, salen de niños a la pizarra, tienen exámenes orales que les hacen perder el miedo escénico. Pero no todo es vencer este miedo, también hay que estructurar el discurso y los franceses lo hacen mejor que nadie. Por su parte, los alemanes y, sobre todo, los británicos y americanos hacen una mezcla de todas estas cosas. En un momento en el que decimos que hay que internacionalizar la economía, vamos flojos en idiomas, en comunicación y en instinto emprendedor. Con estas tres carencias tenemos menos oportunidades.
¿Es adecuada la formación universitaria de los periodistas?
Necesita una revisión muy profunda, merece que no se enseñe en tantos sitios, exactamente 52 en España, una exigencia mayor y la búsqueda de la excelencia.
Pero, por la crisis, no siempre se valora esa excelencia.
Todos estamos pagando la factura de que en todas las empresas no haya una valoración estimulante. Pero, en nuestra propia responsabilidad profesional está formarse, aunque no se reconozca en la nómina. Y también debe hacerse por uno mismo.
Hay una dictadura de las agendas institucionales que hace que todo venga muy marcado y desaparezca mucho el periodismo de investigación y de lo que uno es capaz de crear viendo lo que ocurre en la sociedad. Sin embargo, eso es algo que hay que combatir. Aquellos medios que tienen credibilidad son los que sobreviven. Siempre digo a mis alumnos, o en cualquier intervención, que es importante no faltar a clase el día que se explica la necesidad de una segunda y una tercera fuente para comprobar qué es lo que tenemos, porque parece que ese día faltó media profesión.
¿De qué persona destacaría sus dotes comunicativas?
A día de hoy, destacaría al príncipe Felipe, veo que cuida los asuntos relacionados con la comunicación con un gran esmero.
