Un jurado tiene ante sí el complicado reto de decidir si Manuel Mouriño, inculpado en la muerte de la joven Montserrat Martínez, sale esta misma semana de prisión o cuando ya peine canas.

El crimen de Viana: tres versiones para un culpable

Olimpia Fernández y Ángel Martínez, ayer en Froxais (Viana) (Foto: LUIS BLANCO)
Manuel Mouriño Faria (30 años) se sentará mañana en el banquillo de la Audiencia provincial siendo culpable de la muerte de la joven vianesa Montserrat Martínez Fernández cuando ésta tenía 21 años. Él mismo se autoinculpó nueve años después.
Pero la enorme complejidad para el tribunal popular que lo juzgará residirá en determinar el grado de culpabilidad de Mouriño que, traducido en cárcel, puede ir de uno a veinte años. O lo que es lo mismo, salir esta misma semana de prisión cuando se conozca el veredicto, en tanto que lleva privado de libertad desde el 7 de abril de 2010, o bien cuando ya peine canas.

Los nueve hombres y mujeres del jurado, todos ellos legos en Derecho, tiene ante sí la responsabilidad de decidir si Montserrat Martínez murió tras un empujón accidental, sin que el inculpado previera ese fatídico desenlace (la tesis de la defensa); a sabiendas que con la fuerza del golpe podía matarla y, aún así, lo hizo (tesis del fiscal) o bien asegurando el propósito criminal, cuando la chica no podía defenderse porque estaba inconsciente con hasta cuatro golpes más (argumento del abogado de oficio que representa a la familia de la víctima). En terminología jurídica: muerte por imprudencia; homicidio por dolo eventual y asesinato alevoso. Todos ellos conceptos rayanos entre sí a los que sólo separa la voluntad de matar y sus vericuetos legales.

Partiendo de estas premisas, las tres partes trasladarán al jurado a la madrugada del Viernes Santo de 2001 para ir recomponiendo la historia y ahondar en la intención criminal de Manuel Mouriño.


TRAS UN NOCHE DE COPAS

Montserrat Martínez, que se sentía atraída por Manuel desde hacía tiempo, acudió con él al parque de Cabo da Vila sobre las cinco de la madrugada tras haber estado cada uno por su lado en los pubs de Viana. El inculpado asegura que la empujó porque la chica quería darle 'un chupetón' en el cuello y al caer golpeó la cabeza contra el bordillo de una de las mesas de cemento del jardín. Después, creyéndola muerta (la autopsia confirma que no murió en ese momento) arrojó el cuerpo por un terraplén próximo, lo arrastró entre la vegetación del descampado y lo ocultó entre unas zarzas. El cadáver fue descubierto cinco días después. La confesión, el seis de abril de 2010 cuando la Guardia Civil lo traía detenido a Ourense para interrogarlo por primera vez como imputado.

La defensa también ahondará en su perfil psicológico para intentar racionalizar el porqué reaccionó empujándola cuando ella sólo pretendía darle un beso. En el juicio, saldrán a relucir el historial de maltrato que soportó Mouriño durante su infancia y que, según un informe psiquiátrico, afectó tanto a su madurez afectiva como al control de sus impulsos, condicionando su voluntad.

Por su parte, las acusaciones también harán valer en el juicio el carácter violento del acusado, quien, años después de la muerte de Montserrat, fue denunciado por su pareja por maltrato. Ésta última, según consta en el sumario, describe varios episodios de violencia en el ámbito familiar como cuando le pegó patadas en la barriga estando en un avanzado estado de gestación.

Mientras, los padres de la joven esperan con impaciencia y 'muy nerviosos' la llegada del juicio. 'Sólo queremos que le caiga la máxima pena por habernos dejado sin una hija, una niña tímida con la gente que no era de casa, pero muy buena', aseguraba ayer Olimpia Fernández.

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