Cuando la política bloquea el futuro de la ciudad y dilatan proyectos

La integración de la alta velocidad no es el único gran proyecto de futuro de la ciudad que se complica por la discrepancia política. Es habitual que las grandes iniciativas pendientes se atasquen en la dialéctica de los responsables de los partidos y, lo que es peor, se busquen obstáculos para dilatar intencionadamente los proyectos, especialmente ante la proximidad de unas elecciones.
Pero en Ourense es tradicional la falta de consenso político e institucional para sacar adelante las grandes iniciativas, haya o no en el horizonte una convocatoria electoral, con honrosas excepciones como aquel Plan Estratéxico Termal, que se aprobó por unanimidad pero que, inmediatamente después generaba ya las primeras discrepancias. El documento contemplaba la creación de un consorcio con la presencia de las administraciones para abordar la importante inversión pública que se necesita para sacar adelante el plan y que, casi cuatro años después de su aprobación, no se ha consumado.

La Praza de Abastos es actualmente una de las víctimas de esta situación, donde la política partidista se ha impuesto sobre el interés general hasta el extremo de pedir que se recorte la inversión para su reforma a la espera de un trámite de otra administración a la que, sin embargo, no se le pide que agilice su responsabilidad. O el transporte metropolitano, deliberadamente aplazado, porque no interesa hasta que pase el 22 de mayo. Las discrepancias en la ordenación urbanística prevista en el proyecto del Campus acabarán en el Juzgado, después del recurso del Concello a una resolución de Urbanismo.

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